El mural de la convivencia



En una escuela secundaria de un barrio tranquilo, había un grupo de estudiantes que siempre llegaban tarde a clase y no participaban en las actividades grupales. Se llamaban Martín, Sofía, Juan y Valentina.

A pesar de ser muy simpáticos entre ellos, no se integraban con el resto de sus compañeros. La convivencia en el aula estaba afectada por su actitud distante.

Un día, la directora de la escuela decidió tomar cartas en el asunto y convocó a los cuatro estudiantes al despacho para hablar con ellos sobre su comportamiento.

Martín, Sofía, Juan y Valentina sintieron un poco de temor al principio, pero luego se dieron cuenta de que la directora quería ayudarlos a mejorar su relación con los demás. "Chicos, he notado que llegan tarde seguido a clase y no participan en las actividades grupales. Esto afecta la convivencia en el aula", dijo la directora con tono amable pero firme.

Los cuatro estudiantes se miraron entre sí y comprendieron que debían hacer algo al respecto si querían cambiar las cosas. "¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra situación?", preguntó Juan con determinación.

La directora les explicó que debían esforzarse por llegar temprano a clase, participar activamente en las actividades grupales y tratar de relacionarse más con sus compañeros. Les propuso también una idea: organizar un proyecto juntos para fomentar la convivencia en el aula.

Los cuatro estudiantes aceptaron el desafío y empezaron a trabajar en su proyecto. Decidieron crear un mural gigante donde cada uno pudiera plasmar sus ideas sobre cómo mejorar la convivencia en el colegio.

Martín propuso pintar caritas felices, Sofía sugirió escribir mensajes positivos, Juan propuso incluir dibujos representando la diversidad del grupo y Valentina pensó en agregar frases motivadoras. Con mucho entusiasmo, los cuatro estudiantes trabajaron juntos durante varias semanas en su mural. Al terminarlo, lo presentaron ante todos sus compañeros durante un acto escolar.

La reacción fue increíble: todos quedaron impresionados por el trabajo realizado por Martín, Sofía, Juan y Valentina. A partir de ese día, los cuatro amigos comenzaron a integrarse más con los demás alumnos.

Llegaban puntuales a clase, participaban activamente en todas las actividades grupales e incluso ayudaban a resolver conflictos entre sus compañeros. La convivencia en el aula mejoró notablemente gracias al esfuerzo conjunto de Martín, Sofía, Juan y Valentina.

Se dieron cuenta de que trabajar juntos por un objetivo común podía traer grandes cambios positivos no solo para ellos mismos sino para todo su entorno escolar.

Y así fue como estos cuatro estudiantes aprendieron que la verdadera clave para mejorar la convivencia está en involucrarse activamente y trabajar juntos hacia un mismo fin. Juntos lograron transformar un ambiente tenso e individualista en uno cálido y solidario donde todos se sentían parte de algo importante: construir una comunidad escolar basada en el respeto mutuo y la colaboración constante.

FIN.

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