El mural encantado de Pepe



Había una vez un niño llamado Pepe, que vivía en una casa muy colorida y alegre junto a su papá. Su papá trabajaba viajando mucho, por lo que pasaba largos periodos lejos de casa.

A Pepe le entristecía mucho la ausencia de su papá, pero encontró una forma especial de sentirlo cerca: ¡dibujar! Un día, mientras su papá estaba en otro viaje largo, Pepe decidió tomar sus crayones y dibujar en la pared blanca de su habitación.

Con mucha creatividad, empezó a plasmar todo lo que extrañaba de su papá: el sol brillante que siempre lo abrazaba al despertar, los aviones que imaginaba que su papá pilotaba por el cielo azul y las estrellas brillantes que veían juntos antes de dormir.

Al principio, Pepe se sintió un poco nervioso por haber pintado la pared sin permiso, pero cuando terminó de dibujar se dio cuenta de algo maravilloso: ¡la pared cobraba vida! Los colores vibrantes bailaban frente a sus ojos y las figuras parecían moverse como si fueran reales.

"¡Qué lindo quedó tu mural, Pepe!" -exclamó un conejito saltarín dibujado en la esquina izquierda. "¡Gracias! ¿Tú también extrañas a alguien?" -preguntó Pepe curioso.

"Sí, extraño mi madriguera pero tus colores me hacen sentir como en casa" -respondió el conejito con una sonrisa tierna. Pepe se emocionó al ver cómo sus dibujos podían traer alegría no solo a él mismo sino también a otros seres imaginarios.

Decidió entonces seguir pintando cada día después del colegio: dragones mágicos volaban por encima de castillos encantados, hadas risueñas bailaban entre flores multicolores y piratas valientes surcaban mares infinitos en busca de aventuras.

Una tarde, mientras daba los últimos toques a su mural antes de dormir, escuchó un ruido familiar proveniente del salón. Al salir corriendo para investigar descubrió algo inesperado: ¡su papá estaba parado frente al mural con los ojos llenos de lágrimas!"¿Papá? ¿Volviste?" -preguntó Pepe emocionado.

Su papá lo abrazó fuerte y le dijo con voz temblorosa:"Sí hijo, volví... Y gracias a tus hermosos dibujos pude sentirte cerca en cada ciudad donde estuve. "Pepe comprendió entonces el poder que tenía su arte para conectar corazones aún estando lejos físicamente.

Desde ese día, padre e hijo compartieron momentos únicos admirando juntos el mural lleno de magia y amor. Y así fue como Pepe aprendió que aunque las distancias separaran sus cuerpos, nada podía separar el vínculo especial que tenían gracias al arte y la imaginación.

Y juntos siguieron creando nuevas historias sobre aquella pared convertida en lienzo infinito donde los sueños se volvían realidad.

FIN.

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