El murciélago que unió al bosque



Había una vez en lo profundo de la selva, una cueva misteriosa donde vivía un pequeño murciélago llamado Mateo.

Todos los días, cuando caía la noche, Mateo salía de su cueva para volar y explorar el bosque en busca de aventuras. Una noche, mientras volaba entre los árboles, Mateo escuchó unos gritos provenientes de la orilla del río. Al acercarse, vio a un pajarito atrapado en una red que había sido dejada por unos cazadores furtivos.

Sin dudarlo, Mateo se acercó al pajarito y con sus afiladas garras cortó la red, liberando al indefenso animal. - ¡Gracias, amigo murciélago! ¡Eres mi héroe! -exclamó el pajarito emocionado.

- No hay de qué, es importante ayudarnos entre todos en el bosque -respondió amablemente Mateo. A partir de ese día, el pajarito y Mateo se convirtieron en grandes amigos. Juntos recorrían el bosque ayudando a otros animales que estaban en apuros.

Un día, mientras volaban sobre las copas de los árboles, vieron a un oso herido que no podía llegar a su guarida. - ¡Tenemos que ayudarlo! -dijo preocupado el pajarito.

Sin pensarlo dos veces, Mateo se acercó al oso y juntos lo llevaron hasta su guarida para que pudiera descansar y recuperarse. Poco a poco, la fama de la valentía y generosidad de Mateo se fue extendiendo por toda la selva. Los animales comenzaron a respetarlo y admirarlo por su nobleza.

Incluso los más temidos como las serpientes y los jaguares aprendieron a confiar en él. Un día llegó a la cueva una familia de erizos asustados porque habían perdido su madriguera debido a un incendio forestal.

Mateo les ofreció refugio en su cueva hasta que pudieran encontrar un nuevo hogar seguro. - ¡Gracias por tu bondad y generosidad! Eres realmente especial -dijeron los erizos emocionados.

Mateo sonrió con humildad y les dijo:- En este bosque todos somos una gran familia y es importante cuidarnos unos a otros. Siempre estaré aquí para ayudar cuando alguien lo necesite. Desde ese día, todos los animales del bosque vivieron en armonía gracias al ejemplo de solidaridad y amistad que les brindaba Mateo.

La cueva del murciélago se convirtió en un símbolo de esperanza y colaboración para todos aquellos que necesitaban ayuda.

Y así, juntos lograron hacer del bosque un lugar mejor donde cada criatura podía sentirse segura y protegida bajo el manto estrellado de la noche.

FIN.

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