El Murciélago y el Pájaro Enojado



Había una vez un murciélago llamado Lucas, que salía todas las noches de su cueva en busca de las frutas más deliciosas del bosque. Lucas disfrutaba de su vuelo bajo la luz de la luna, y cada noche encontraban mangos, bananas y frutillas que le llenaban la pancita. Pero una noche, algo inesperado sucedió.

Mientras volaba por el bosque, Lucas escuchó un grito muy fuerte. ¡Era un pájaro que se veía muy enojado! Su plumaje era de un amarillo brillante, y sus ojos reflejaban una gran indignación. Lucas se acercó un poco más para entender qué estaba ocurriendo.

- “¡¿Qué te pasa? ! ”, preguntó Lucas, sorprendiendo al pájaro.

- “¡Es que me robaron todas mis frutas! ”, respondió el pájaro, aleteando furioso.

- “Pero… ¿quién se atrevería a hacer tal cosa? ”

El pájaro suspiró y dijo:

- “Unos zorros traviesos. Se apropiaron de mis frutas mientras yo dormía en mi nido.”

Lucas sintió una punzada de compasión. No podía dejar que el pobre pájaro se quedara sin su cena. Entonces decidió ayudarlo.

- “No te preocupes, yo te ayudaré a recuperarlas”, exclamó Lucas con entusiasmo.

El pájaro, aún algo desconfiado, decidió aceptar la ayuda de Lucas. Juntos comenzaron a recorrer el bosque en busca de los zorros. Mientras volaban, Lucas contó algunas historias divertidas para distraer al pájaro de su enojo.

- “¿Viste la vez que intenté atrapar una luciérnaga y terminé enredado en una telaraña? Fue un desastre”, se rió Lucas.

El pájaro, cada vez más relajado, se ríe también:

- “¡Eso suena muy gracioso! Pero tenemos que encontrar a esos zorros.”

Finalmente, llegaron a un claro, donde vieron a varios zorros disfrutando despreocupadamente de las frutas del pájaro. Lucas pensó en un plan.

- “Voy a distraerlos con mi vuelo rápido y tú puedes recuperar las frutas”, sugirió. El pájaro dudó un poco pero aceptó.

Entonces, Lucas se lanzó en picada, volando en círculos alrededor de los zorros, haciendo ruidos divertidos.

- “¡Miren, un murciélago bailador! ”, gritó uno de los zorros, mientras todos se reían.

Aprovechando la distracción, el pájaro voló rápidamente hacia sus frutas y, con gran habilidad, tomó las que pudo antes de que los zorros volvieran a prestarle atención.

Una vez que Lucas vio que el pájaro había recuperado muchas frutas, regresó junto a él.

- “¡Lo lograste! ”, exclamó Lucas, emocionado.

- “¡Eso fue increíble! ¡No solo pude recuperar mis frutas, sino que también disfruté de tu actuación! ”, dijo el pájaro con una sonrisa.

- “Me alegra haberte ayudado. Ahora podríamos compartir las frutas”, propuso Lucas.

Juntos, se quedaron en el claro, disfrutando de las frutas frescas. El pájaro, que se presentó como Pablo, le contó más sobre su vida en el bosque, mientras Lucas compartía sus aventuras nocturnas.

Desde esa noche, Lucas y Pablo se convirtieron en grandes amigos. Cada uno aprendió algo del otro: Lucas aprendió la importancia de la amistad y Pablo entendió que a veces es bueno pedir ayuda. Juntos, se embarcaron en muchas más aventuras, siempre dispuestos a ayudarse y a disfrutar de las delicias del bosque.

Y así, en el bosque, el murciélago y el pájaro no solo compartieron frutas, sino también momentos inolvidables y risas, siempre listos para enfrentar lo que viniera juntos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!
1