El ñandú suave
Había una vez en la extensa llanura de la Patagonia argentina, un ñandú muy especial llamado Mateo. A diferencia de los demás ñandúes que eran ruidosos y alborotadores, Mateo era suave, tranquilo y amigable.
Los demás ñandúes solían burlarse de él por ser diferente, pero Mateo no dejaba que eso lo afectara. Un día, mientras caminaba por la llanura, se encontró con un grupo de guanacos que estaban en apuros. "¿Qué les sucede?" preguntó Mateo con amabilidad.
"Estamos tratando de cruzar el río, pero ninguno de nosotros sabe nadar", respondió uno de los guanacos con preocupación. Sin pensarlo dos veces, Mateo se ofreció a ayudarlos.
Con su suave plumaje, les indicó a los guanacos que se subieran a su espalda y con cuidado los llevó al otro lado del río. Los guanacos estaban increíblemente agradecidos y le agradecieron a Mateo por su valentía y amabilidad. A partir de ese día, Mateo se convirtió en un héroe en la llanura.
Otros animales lo buscaban para pedirle consejos y ayuda. Finalmente, los demás ñandúes vieron lo maravilloso que era ser suave y gentil, y comenzaron a imitar su comportamiento.
Aprendieron que la verdadera fuerza radicaba en la bondad y el cuidado hacia los demás. Mateo se convirtió en un líder respetado en la llanura, enseñando a todos que ser suave no significaba ser débil, sino ser valiente y compasivo.
Y así, la llanura de la Patagonia se llenó de armonía y respeto entre todos sus habitantes.
FIN.