El negociante de la felicidad



Había una vez en un mágico pueblo llamado Alegría, un hombre llamado Tomás que tenía una misión muy especial: negociar con la felicidad.

Tomás recorría cada rincón del lugar con una maleta llena de sonrisas y abrazos, listo para intercambiarlos por momentos de alegría. Un día, mientras paseaba por la plaza, conoció a Sofía, una niña con el corazón lleno de tristeza por la reciente partida de su abuelo. Tomás se acercó a ella y le dijo: -Hola, pequeña.

Veo que estás triste, ¿te gustaría hacer un trueque conmigo? -¿Qué tipo de trueque? -preguntó curiosa Sofía. -Yo tengo sonrisas y abrazos dentro de esta maleta, y estoy dispuesto a intercambiarlos por un poco de tu tristeza.

Sofía, sorprendida por la propuesta, aceptó. Tomás le regaló una cálida sonrisa y un reconfortante abrazo, y a cambio, Sofía le entregó un puñado de sus tristezas. Con el trueque concluido, Tomás guardó la tristeza en su maleta y se despidió de Sofía.

Poco a poco, Sofía comenzó a sentirse mejor, descubriendo que la tristeza que le había entregado a Tomás no era tan abrumadora como antes.

Tomás, por su parte, llevó la tristeza al Pueblo de la Superación, donde la transformó en fuerza y esperanza para aquellos que la necesitaban. A medida que recorría nuevos lugares, Tomás continuaba intercambiando sonrisas y abrazos por distintas emociones, devolviendo la felicidad a quienes más la necesitaban.

Con el tiempo, el negociante de la felicidad se convirtió en una inspiración para todos en Alegría, enseñándoles que a veces, un pequeño trueque puede cambiarlo todo.

FIN.

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