El Nene que No Quería Dormir la Siesta



Había una vez un nene llamado Juanito, que vivía en un pintoresco pueblito rodeado de colinas verdes y flores de colores. Juanito era un niño lleno de energía y curiosidad. Cada día, después de almorzar, su mamá le decía:

"Juanito, es hora de la siesta. Ve a tu habitación y descansa un poco."

Pero Juanito no quería dormir:

"¡No! ¡No quiero! Hay tantas cosas divertidas por hacer y explorar. ¡No necesito dormir!"

Su madre, con paciencia, siempre le respondía:

"Pero Juanito, la siesta te ayudará a tener energía para jugar más tarde."

Al principio, Juanito ignoró su consejo. En lugar de descansar, pasaba sus tardes inventando juegos en su habitación. Se montaba en su caballo de madera, construía castillos con almohadas y leía cuentos aventureros. Sin embargo, cada día se sentía más cansado, aunque no lo reconocía.

Un día, mientras jugaba en su jardín, Juanito vio algo increíble. Un hermoso pájaro azul brillaba entre las ramas de un árbol. Fascinado, decidió seguirlo. El pájaro voló de un lado a otro y Juanito lo persiguió, corriendo con todas sus fuerzas.

"¡Espera, espera!" - gritó, pero el pájaro simplemente reía al volar más alto.

Después de un rato, Juanito sintió que sus piernas se hacían pesadas. Se detuvo y se dio cuenta de que estaba muy cansado. El pájaro voló lejos, y él se sentó en el césped, triste por haberlo perdido.

En ese momento, una mariposa amarilla se posó en su nariz.

"¿Qué te sucede, pequeño?" - preguntó la mariposa con una vocecita suave.

"Perdí a un pájaro hermoso por no tener fuerzas para seguirlo. ¡Ojalá no hubiera sido tan tonto!" - contestó Juanito, ahogando un suspiro.

La mariposa sonrió y le dijo:

"¿Sabes? A veces, uno necesita descansar para poder disfrutar de las cosas más hermosas de la vida. Si no te cuidas, te perderás muchas aventuras."

Juanito pensó en lo que la mariposa había dicho. Se dio cuenta de que, al no dormir, se estaba perdiendo más que solo la siesta. Decidió regresar a casa y hacerle caso a su mamá por primera vez.

Cuando entró, su madre se sorprendió al ver su cara cansada.

"¿Decidiste dormir la siesta, Juanito?"

"Sí, mamá. Creo que necesito descansar para tener más energía para jugar."

Su madre sonrió y lo llevó a su habitación. Juanito se acomodó en su cama y cerró los ojos. A medida que se sumía en un delicioso sueño, soñó que volaba junto al pájaro azul y lo perseguía por paisajes mágicos llenos de colores.

Cuando despertó, se sintió renovado y lleno de energía. Corrió afuera, y para su sorpresa, vio al pájaro azul en el mismo árbol. Esta vez, no dudó y se puso a seguirlo nuevamente.

"¡Hola, pequeño!" - lo saludó el pájaro.

"¡Hola! ¡Esta vez tengo energía para seguirte!"

Así, Juanito aprendió que descansar era igual de importante que jugar. Desde aquel día, siempre hacía caso a su mamá cuando le decía que era hora de la siesta, porque, gracias a esos momentos de descanso, podía disfrutar aún más de las aventuras que la vida le ofrecía.

Y así, Juanito no solo aprendió a dormir la siesta, sino que también se convirtió en un gran explorador, lleno de energía y listo para descubrir el mundo.

Fin.

FIN.

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