El nene que quería ser astronauta



Había una vez un nene llamado Martín. Desde que era chiquito, Martín soñaba con ser astronauta. Pasaba horas mirando las estrellas desde su ventana y se imaginaba explorando el universo.

Pero, Martín vivía en un pueblo pequeño donde nadie creía en sus sueños. "Martincito, dejá de mirar esas tonterías. Los astronautas no existen en la vida real", le decía su abuelita con cariño. Pero el nene no se dio por vencido.

Decidió estudiar todo lo que encontraba sobre el espacio y los astronautas. Pasaron los años y Martín terminó la escuela secundaria. A pesar de las burlas de sus compañeros, se esforzó con sus estudios y aplicó para la universidad.

Finalmente, Martín fue aceptado en una prestigiosa escuela de ingeniería aeroespacial. "Ves, papá, mamá, siempre supe que lo lograría", exclamó Martín con una enorme sonrisa. Durante sus estudios, conoció a muchos otros jóvenes apasionados por la exploración espacial. Juntos, construyeron un pequeño cohete como parte de un proyecto universitario.

A pesar de los desafíos y contratiempos, Martín y su equipo lograron que su cohete despegara con éxito. Ese logro lo llevó a ser reconocido y, finalmente, Martín fue seleccionado para un entrenamiento en la agencia espacial.

Después de muchos años de esfuerzo, finalmente Martín se convirtió en astronauta. Realizó su primer viaje al espacio, donde pudo contemplar la inmensidad del universo.

Al regresar a la Tierra, con lágrimas en los ojos, Martín contó su historia a los niños del pueblo, inspirándolos a seguir sus propios sueños. Desde entonces, el nene que quería ser astronauta se convirtió en un ejemplo de perseverancia y determinación para todos.

Y su abuelita, la misma que le decía que los astronautas no existían, se convirtió en su fan número uno. Los sueños sí se pueden hacer realidad, siempre y cuando uno tenga el coraje de perseguirlos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!