El Nene Valiente y su Noche en la Oscuridad



Era una vez un nene llamado Lucas. Lucas era un niño curioso y lleno de energía, pero había algo que lo atemorizaba: la oscuridad. Cada vez que se apagaban las luces, sentía como si mil sombras gigantes brincaran en su habitación.

Una noche, después de un día lleno de aventuras, Lucas se metió en su cama, pero cuando su mamá apagó la luz, sintió que el miedo lo invadía.

"Mama, ¡no apagues la luz!" - dijo Lucas con un hilo de voz.

"Pero mi amor, la oscuridad también es parte de la noche. Y recuerda que siempre estoy aquí para cuidarte" - respondió su mamá mientras le daba un beso en la frente.

"Pero, y si hay monstruos..." - murmuró Lucas confundiéndose entre sombras y recuerdos de cuentos.

Esa noche, mientras daba vueltas en la cama y luchaba contra sus miedos, escuchó un pequeño ruido. Era un suave y dulce maullido.

"¿Quién está ahí?" - preguntó Lucas, levantando la cabeza.

De entre las sombras apareció su gatito, Nero.

"¡Hola, Lucas! No te asustes, soy yo, Nero" - dijo el gato, mientras se acercaba a la cama.

"¿Cómo puedes estar tan tranquilo, Nero? Todo está oscuro" - le respondió Lucas.

"La oscuridad no es mala, solo es diferente. Además, hay cosas hermosas que solo se ven en la noche: las estrellas y la luna" - murmuró Nero, estirando su corpo suave sobre la cama.

Lucas respiró profundo.

"¿Crees que podemos verlas juntos?" - preguntó con voz temblorosa.

"¡Claro! Pero primero, ¿te gustaría escuchar una historia?" - propuso Nero.

Así, el pequeño gato le contó a Lucas sobre un mundo mágico donde los leones eran reyes, y las luciérnagas iluminaban el camino. Poco a poco, el miedo de Lucas se comenzó a desvanecer, como una nube que se disipa.

"¿Sabés? El rey león nunca tuvo miedo de la oscuridad, porque sabía que siempre había una salida. Y siempre hay alguien que cuida de nosotros" - le contó Nero.

"¿Y qué hay de los monstruos?" - preguntó Lucas.

"Los monstruos no existen, sólo son sombras que el día se olvidó de llevarse. Esos que tememos son solo parte de nuestra imaginación" - dijo Nero mientras lamía su patita.

Con cada palabra, el miedo de Lucas se transformaba en curiosidad. Después de la historia, decidió que ya era hora de ser valiente.

"Voy a ver qué hay en la oscuridad" - afirmó, mientras se levantaba de la cama.

"¡Eso es!" - gritó Nero, inspirando confianza.

Al salir al pasillo, Lucas vio la luz de la luna que se filtraba por la ventana. "¡Mira, está tan hermosa!" - exclamó. En ese momento, se dio cuenta de que la noche no era un lugar aterrador, sino un telón de fondo donde ocurrían cosas maravillosas.

"Los monstruos no me asustan más. Leer historias y mirar las estrellas me hicieron sentir valiente" - dijo Lucas.

Volvió a su habitación, pero esta vez no se metió en la cama.

"¡Nero, salgamos juntos y exploremos la noche!" - propuso entusiasmado.

"¡Sí! Vamos a ver lo que la oscuridad puede ofrecer" - respondió Nero con un guiño.

Ambos caminaron por la habitación, sintiéndose como verdaderos exploradores. Al mirar por la ventana, vieron las estrellas brillando con fuerza.

"Mira, a veces parecen saltar entre sí, ¿no es divertido?" - dijo Lucas.

"Son como pequeños fuegos artificiales, llenos de vida y sueños" - contestó Nero.

Desde aquella noche, Lucas aprendió que la oscuridad no era un monstruo que temer. Se convirtió en su aliada, donde podía descubrir cosas nuevas y emocionantes. Esa noche, Lucas y Nero se hicieron amigos de la oscuridad, y Lucas entendió que siempre, incluso en la noche más oscura, podía encontrar luz y seguridad en su propio corazón.

"La valentía no es la ausencia de miedo, sino la decisión de enfrentarlo" - reflexionó Lucas mientras abrazaba a su gato antes de dormir.

Y así, cada noche se atrevía a apagar la luz, recordando siempre que la luna y las estrellas estaban ahí para guiarlo. Su miedo al oscuridad se convirtió en una aventura nocturna, donde cada sombra tenía su historia y cada estrella sus sueños.

El fin.

FIN.

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