El nido de la colaboración


una familia de ratones muy unida que vivía en una pequeña cueva detrás de una imprenta abandonada. Los ratoncitos, llamados Pancho, Lola y Tomás, eran muy curiosos y les encantaba explorar cada rincón de su hogar.

Un día, mientras jugaban cerca del jardín trasero, escucharon unos ruidos extraños provenientes de la casa de papel que estaba al lado. - ¡Qué será ese ruido tan fuerte! -exclamó Lola con asombro.

- No lo sé, pero me da curiosidad ir a investigar -dijo Pancho valientemente. Los tres hermanitos decidieron acercarse sigilosamente a la casa de papel para descubrir qué estaba pasando.

Al llegar allí, se encontraron con un grupo de pájaros carpinteros que estaban construyendo un nido en uno de los árboles cercanos. - ¡Hola amiguitos! ¿Qué están haciendo? -preguntó Tomás con entusiasmo. - Estamos construyendo nuestro nido para poder tener a nuestros pichones bien protegidos -respondió el líder de los pájaros carpinteros.

Los ratoncitos quedaron maravillados al ver cómo los pájaros trabajaban en equipo para construir su hogar. Decidieron entonces ayudarlos recolectando ramitas y hojas secas para colaborar en la construcción del nido. Juntos, lograron terminarlo antes del anochecer.

- ¡Gracias por su ayuda, amiguitos! Son unos verdaderos amigos -dijeron los pájaros carpinteros emocionados. A partir de ese día, los ratoncitos y los pájaros carpinteros se volvieron inseparables. Compartían juegos, alimentos y aventuras juntos.

La solidaridad y el trabajo en equipo los había unido en una hermosa amistad. Un mes después, una fuerte tormenta azotó la zona y derribó varios árboles del bosque cercano. Los animales del lugar se vieron en problemas al quedar sin refugio ni alimentos.

- ¡Debemos hacer algo para ayudar a nuestros amigos! -exclamó Pancho con determinación. - Tengo una idea -dijo Lola-. Podemos pedirle ayuda al resto de animales del bosque para reconstruir sus hogares juntos.

Los ratoncitos organizaron una reunión con todos los habitantes del bosque: conejos, ardillas, zorros y hasta ciervos se unieron para trabajar en equipo y reconstruir las casas dañadas por la tormenta. Con esfuerzo y solidaridad lograron levantar nuevos refugios más seguros y acogedores que antes.

Al finalizar la tarea, todos celebraron con alegría haber superado juntos la adversidad. Los ratoncitos aprendieron que la unión hace la fuerza y que cuando se trabaja en equipo se pueden lograr grandes cosas.

Desde aquel día, la casa de papel se convirtió en un símbolo de amor, amistad y solidaridad entre todos los habitantes del bosque. Y así fue como Pancho, Lola y Tomás descubrieron que no importa lo pequeños que sean si trabajan juntos pueden lograr grandes hazañas.

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