El Nido de los Sueños



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una mujer llamada Luzmila Mostazero. Luzmila era conocida por su gran corazón y su pasión por la educación infantil. Junto a su hija, Miriam, decidieron crear un lugar especial donde los niños pudieran aprender, jugar y crecer. Así nació una cuna infantil que llamaron 'Mis Pasitos'.

-'Mamá, ¿por qué le pusimos ese nombre?', preguntó Miriam un día mientras pintaban puertas de colores.

-'Porque cada niño que viene aquí da sus primeros pasos en la vida. Queremos que sientan que están en un lugar seguro y amoroso', respondió Luzmila con una sonrisa.

Con el tiempo, 'Mis Pasitos' se convirtió en un nido mágico. Los niños llegaban risueños, y Luzmila y Miriam se esforzaban día a día en hacer de aquel lugar un espacio de alegría y aprendizaje. Creaban juegos y actividades que fomentaban la creatividad y la amistad.

Un día, mientras armaban un mural con pinturas, Luzmila dijo: -'Miriam, pienso que es hora de que alguien más tome el mando de 'Mis Pasitos'. Estoy segura de que podemos encontrar a la persona adecuada'.

Después de muchas charlas, decidieron entregar la cuna a Miss Lilliam, una educadora apasionada que también había demostrado mucho amor por los niños.

-Aquí tienes, Lilliam -dijo Luzmila mientras le entregaba las llaves del lugar-. Ahora tú cuidarás de nuestros pequeños con la misma dedicación que le pusimos nosotras.

-¡Gracias, Luzmila! Prometo hacer que este lugar siga siendo el nido de sueños que siempre fue -respondió Miss Lilliam, emocionada.

Miss Lilliam llegó a 'Mis Pasitos' con nuevas ideas y juegos. Pero un día, mientras los niños estaban jugando en el patio, algo inusual sucedió. Un grupo de pequeños más tímidos comenzó a observar desde lejos, sin atreverse a unirse. Miss Lilliam, al notar esta situación, se acercó a ellos.

-'Hola, pequeños, ¿por qué no vienen a jugar con nosotros?', les preguntó con su voz dulce.

-'No sabemos si nos dejarán jugar', respondió uno de los niños con miedo.

Haciendo un gesto amable, Lilliam invitó a esos niños a unirse.

-'Cada uno de ustedes es especial y todos juntos podemos tener más diversión. ¡Así que anímense!', les dijo, sonriendo. Con el tiempo, los niños tímidos se sintieron seguros y empezaron a unirse; empezaron a hacer amigos y a reír. Cada día, Lilliam les enseñaba no solo sobre colores y formas, sino también sobre la importancia de la amistad y la inclusión.

Un hermoso día soleado, Luzmila y Miriam visitaron 'Mis Pasitos' para ver cómo iba todo. Al ver a los niños jugando juntos, una gran sonrisa iluminó el rostro de Luzmila.

-'Miriam, mira lo que ha logrado Lilliam. Está llena de amor y los niños son felices', dijo Luzmila con orgullo.

-'Sí, mamá. Estamos viendo cómo nuestro sueño se multiplica con cada paso que dan', contestó Miriam.

Con los años, 'Mis Pasitos' siguió siendo un nido donde la creatividad y el amor florecían. Lilliam, Luzmila y Miriam se convertían en un equipo que inspiraba a otros a seguir sembrando semillas de alegría y aprendizaje en los corazones de los niños.

Y así, la historia de 'Mis Pasitos' continuó, creando nuevos recuerdos, nuevas amistades, y dando siempre la bienvenida a aquellos que deseaban dar sus primeros pasos en la vida, llenos de esperanza y amor.

FIN.

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