El niño aventurero y la brújula mágica
Había una vez un niño llamado Jorje que vivía en un pequeño pueblo en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Jorje era un chico muy curioso y siempre buscaba aventuras para entretenerse durante las vacaciones.
Un día, mientras paseaba por el campo cerca de su casa, Jorje encontró una vieja brújula tirada en el suelo. Sin pensarlo dos veces, decidió llevarla consigo y ver a dónde lo llevaría.
Jorje siguió las indicaciones de la brújula y se adentró en un espeso bosque. Mientras caminaba entre los árboles, escuchó un ruido extraño. Se acercó con cautela y descubrió a un grupo de animales hablando entre sí.
El líder del grupo era Don Mono, quien estaba preocupado porque no podían encontrar suficiente comida para todos. Jorje se acercó y les ofreció ayuda. "Hola Don Mono, me llamo Jorje ¿en qué puedo ayudarlos?"- preguntó amablemente.
Don Mono le explicó que necesitaban encontrar más frutas para alimentarse y sobrevivir el invierno que se avecinaba. Jorje tuvo una idea brillante: recordó haber visto muchos árboles frutales en otro lugar del bosque durante sus exploraciones anteriores. Les propuso ir allí juntos para recolectar todas las frutas que necesitaban.
Así comenzaron su travesía hacia el otro lado del bosque. Durante el camino, Jorje les contaba historias divertidas sobre sus aventuras pasadas, haciendo reír a todos los animales del grupo. Finalmente, llegaron a la zona de los árboles frutales.
Jorje les mostró cómo recolectar las frutas sin dañar los árboles y compartieron una gran comida todos juntos. Después de comer, Jorje se dio cuenta de que era hora de regresar a casa.
Se despidió del grupo de animales y comenzó su camino de vuelta. Pero justo cuando estaba por salir del bosque, escuchó un llanto proveniente de un arbusto cercano. Se acercó y encontró a un pequeño cachorro abandonado.
Jorje decidió llevarlo consigo y cuidarlo hasta encontrarle un hogar adecuado. Le puso por nombre —"Aventurito" en honor a todas las aventuras que habían vivido juntos. De regreso en el pueblo, Jorje buscó ayuda para encontrarle una familia al cachorro.
Pronto, Aventurito encontró una familia amorosa que lo adoptó con mucha alegría. Jorje había aprendido muchas cosas durante sus aventuras: la importancia de ayudar a otros, ser amable con los animales y siempre estar dispuesto a explorar nuevas experiencias.
Y así fue como Jorje se convirtió en el héroe del pueblo, conocido por su valentía y generosidad. Siempre recordaba sus vacaciones llenas de aventuras y sabía que nunca dejaría de buscar nuevas experiencias emocionantes en cada oportunidad que tuviera.
FIN.