El niño aventurero y la hormiga perdida


Había una vez un niño llamado Helios, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque. Helios era curioso y aventurero, siempre buscaba nuevas emociones y aprendizajes.

Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con una pequeña hormiga que parecía estar perdida. - ¡Hola! ¿Estás bien? - preguntó Helios preocupado. La hormiga levantó la cabeza y miró a Helios con sorpresa. -Sí, estoy perdida. No sé cómo regresar a mi colonia.

Helios sonrió amablemente y dijo: -No te preocupes, puedo ayudarte a encontrar el camino de vuelta a casa. Pero primero, ¿cómo te llamas? -La verdad es que nunca me he presentado antes -respondió la hormiga tímidamente-. Me llamo Hormi.

Helios asintió y le tendió su mano para que subiera. Juntos emprendieron el viaje por el bosque en busca del hogar de Hormi.

Mientras caminaban, Hormi le contaba a Helios historias sobre su vida en la colonia de hormigas y cómo trabajaban juntas para sobrevivir. A medida que avanzaban por el bosque, encontraron diferentes obstáculos como troncos caídos y arroyos que debían cruzar. En cada desafío, Helios demostraba paciencia y determinación para ayudar a Hormi a superarlo.

Después de mucho caminar, finalmente llegaron al claro donde se encontraba la colonia de hormigas. Las demás hormigas salieron corriendo hacia ellos cuando vieron llegar a Hormi acompañada por un niño.

-¡Hormi! ¡Estás de regreso! -exclamó una hormiga mayor llamada Héctor. Helios se inclinó y saludó a las hormigas. -Hola, soy Helios y encontré a Hormi perdida en el bosque. Le prometí que la ayudaría a volver a casa.

Las hormigas estaban muy agradecidas por la ayuda de Helios y le ofrecieron un delicioso banquete como muestra de su gratitud. Durante la cena, las hormigas compartieron historias sobre su trabajo en equipo y cómo cada una contribuía al bienestar de la colonia.

Helios escuchaba con atención y comenzó a darse cuenta de lo importante que era trabajar juntos para lograr grandes cosas. Decidió ayudar a las hormigas siempre que pudiera, ya sea limpiando senderos o construyendo puentes para facilitarles el paso.

Con el tiempo, Helios se convirtió en un gran amigo de las hormigas y aprendió valiosas lecciones sobre amistad, cooperación y respeto hacia todos los seres vivos. Juntos, exploraron el bosque en numerosas aventuras mientras mantenían viva la magia del trabajo en equipo.

Y así, gracias al encuentro entre un niño curioso llamado Helios y una pequeña hormiga perdida llamada Hormi, ambos descubrieron que no importa cuán pequeños o grandes seamos, siempre podemos hacer la diferencia cuando trabajamos juntos por un objetivo común.

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