El niño aventurero y la selva sorprendente



Había una vez un niño llamado Simón, que siempre soñaba con vivir aventuras emocionantes. Un día, decidió adentrarse en la selva para descubrir todos sus misterios.

Mientras caminaba entre árboles frondosos y helechos gigantes, se topó con un jaguar que descansaba bajo un árbol. Simón se detuvo en seco y el jaguar abrió un ojo para mirarlo. ̶Hola, ¿qué hace un niño como tú por aquí? –preguntó el jaguar con curiosidad.

̶Estoy explorando la selva y conociendo a sus habitantes –respondió Simón con valentía. El jaguar sonrió y decidió acompañarlo en su travesía.

Juntos conocieron a una familia de monos juguetones que los invitaron a balancearse entre las ramas y a una pareja de tucanes que les contaron historias sobre la selva. Al avanzar, se encontraron con un ocelote que les enseñó a cazar y a un coatí que les mostró cómo encontrar frutas deliciosas. Simón estaba maravillado con cada nuevo encuentro.

Finalmente, llegaron a un claro donde una manada de tapires pastaba pacíficamente. Simón se acercó con respeto y les agradeció por permitirle visitar su hogar. Los tapires, conmovidos, lo invitaron a jugar con ellos. Pasaron horas corriendo y saltando entre risas y alegría.

Al atardecer, Simón se despidió de todos los animales, agradeciéndoles por compartir su sabiduría y su amistad. De vuelta en casa, Simón nunca olvidó las lecciones que aprendió en la selva y siempre conservó un amor especial por la naturaleza y sus habitantes.

FIN.

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