El niño con el nombre más largo del mundo
Había una vez un niño muy especial llamado Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn. Sí, así como lo oyes, su nombre era tan largo que nadie podía pronunciarlo bien a la primera.
Pero lo más increíble de todo es que a él le gustaba su nombre. Un día, mientras Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn jugaba en el parque con sus amigos, se acercó un adulto y le preguntó: "¿Cómo te llamas, amiguito?". Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn respondió con orgullo: "- Me llamo Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn".
El adulto no podía creer lo que escuchaba y le preguntó de nuevo: "¿Podrías repetir tu nombre? No logro recordarlo". "- Claro", dijo Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn con una sonrisa en su rostro. "- Mi nombre es largo pero me gusta mucho. Se pronuncia Aj-jue-ye-ne-ye-jue-yeh-jay-de-te-uache-doble-ge-be-de-u-ca-ele-ene-emme-doble-u-ene".
Los amigos de Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn se reían al escuchar su nombre, pero él no se molestaba en absoluto. Él sabía que su nombre era especial y lo hacía sentir único.
Un día, Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn decidió escribir su nombre completo en un papel y llevárselo a su abuelita para que lo viera. Su abuelita tenía problemas de memoria y le costaba recordar los nombres de todos sus nietos.
Cuando llegó a casa de su abuela, Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn le mostró el papel con su nombre escrito. La abuela se sorprendió al ver la cantidad de letras que tenía el nombre de su nieto, pero también se emocionó al ver lo feliz que estaba él con su propio nombre.
"- Sabes qué, Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn", dijo la abuela mientras lo tomaba de las manos. "- Tu nombre es como una canción muy larga y hermosa. Y cada vez que alguien te llama por tu nombre completo, están cantándote esa canción".
A partir de ese día, Ajjwjejnejejjjejdhtwhwgbdubdkejndjdhndujdnekenmwn entendió que no importaba cuánto tardara la gente en pronunciar su nombre o si tenían dificultades para recordarlo. Lo importante era que él se sentía feliz y orgulloso con el nombre que tenía.
Y así fue como este niño tan especial aprendió a amarse tal cual era y a valorar cada parte única e irrepetible de sí mismo.
FIN.