El niño curioso de Villa Estrella y el alienígena Zog
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Estrella, un niño llamado Mateo. Mateo era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, se encontró con algo que nunca había visto antes: ¡un platillo volador! El platillo volador aterrizó suavemente en el campo y de él salió un extraterrestre verde llamado Zog. Zog tenía ojos grandes y brillantes, y una sonrisa amigable en su rostro.
Se acercó a Mateo y le dijo: "Hola, soy Zog de otro planeta. Vine aquí para aprender sobre la Tierra". Mateo estaba emocionado por conocer a alguien tan diferente y lleno de preguntas sobre otros planetas.
Así que decidió ayudar a Zog a descubrir todo lo que necesitaba saber. Durante días enteros, Mateo llevó a Zog por todo el pueblo mostrándole diferentes culturas, tradiciones y formas de vida en la Tierra.
Juntos visitaron la granja del señor Juanito para aprender sobre los animales; también fueron al museo para ver dinosaurios fosilizados; e incluso conocieron al abuelito Tomás quien les contó historias emocionantes sobre las estrellas. Pero no todo fue fácil para ellos.
Un día mientras caminaban por el parque, vieron cómo algunos niños molestaban a Lucas, un niño con discapacidad motora que vivía en el pueblo. Mateo sabía lo importante que era ser amables con todos y decidió intervenir.
"¡Oye! Dejen de molestarlo", les gritó Mateo valientemente. Los niños se quedaron sorprendidos y se alejaron rápidamente. Lucas, agradecido por la ayuda de Mateo, le sonrió y le dijo: "Gracias por defenderme, eres un gran amigo". Zog también aprendió una valiosa lección ese día.
Se dio cuenta de que en su planeta no existían las diferencias ni las burlas, todos eran tratados con respeto y amabilidad. "En mi planeta no hay discriminación ni burlas.
Todos somos iguales y nos ayudamos mutuamente", explicó Zog. Mateo se inspiró al escuchar esto y decidió llevar esa enseñanza a su propio pueblo. Organizó una reunión en el parque para hablar sobre la importancia de tratar a todos con respeto y aceptación.
A medida que pasaban los días, el mensaje de Mateo fue resonando en los corazones de las personas del pueblo. La gente comenzó a ser más considerada entre sí y a valorar la diversidad que había en Villa Estrella.
Un año después, llegó el momento de despedirse. Zog tenía que regresar a su planeta pero estaba muy feliz de haber conocido a Mateo y aprendido tanto sobre la Tierra.
"Gracias Mateo por mostrarme lo maravillosa que puede ser tu planeta cuando las personas se tratan con amor y bondad", dijo Zog emocionado. Y así, con lágrimas en los ojos pero con corazones llenos de gratitud, Mateo y Zog se despidieron prometiéndose mantener siempre viva la amistad entre sus planetas.
Desde aquel día, Villa Estrella se convirtió en un lugar donde reinaba la tolerancia, el respeto y la igualdad.
Y todo gracias a un niño valiente y a un extraterrestre curioso que enseñaron al mundo que la amistad y el amor pueden superar cualquier diferencia.
FIN.