El niño de la felicidad eterna


Había una vez un niño llamado Benja que estaba a punto de cumplir 6 años. Benja era un niño muy inteligente y amoroso, siempre dispuesto a ayudar a los demás.

Vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y ríos cristalinos. Un día antes de su cumpleaños, Benja decidió hacer una lista de deseos para pedirle al hada madrina que le concediera uno de ellos como regalo especial.

En la lista, escribió: "Quiero aprender algo nuevo cada día y ser feliz". Al llegar la noche, mientras dormía plácidamente, el hada madrina apareció en su habitación con una sonrisa brillante y sus alas relucientes. Le dijo: "-Benja, he venido para hacerte tu deseo realidad.

A partir de hoy, te enseñaré algo nuevo cada día". A partir de ese momento, todos los días el hada madrina visitaba a Benja y le enseñaba cosas maravillosas.

Un día le mostró cómo plantar semillas y cuidarlas hasta que se convirtieran en hermosas flores; otro día le enseñó cómo tocar el piano; también le enseñó sobre las estrellas y los planetas del universo. Benja estaba emocionado con cada nueva lección que aprendía.

Pero lo más importante es que él compartía todo lo que aprendía con sus amigos del pueblo.

Les contaba sobre las flores y les ayudaba a plantarlas en sus jardines; les tocaba canciones en el piano durante las tardes soleadas; e incluso organizaba noches especiales para observar las estrellas. El amoroso corazón de Benja se expandía cada vez más, y su alegría contagiaba a todos los que lo rodeaban. Pero un día, el hada madrina no apareció como de costumbre.

Benja se preocupó y salió en su búsqueda. Recorrió el pueblo preguntando a todos si habían visto al hada madrina. Nadie sabía dónde podía estar, así que decidió seguir buscando por sí mismo.

Caminó hasta llegar al bosque encantado, donde encontró una pequeña cabaña escondida entre los árboles. Cuando entró en la cabaña, encontró al hada madrina sentada triste y desanimada. "-¿Qué te pasa?", preguntó Benja con voz preocupada.

El hada madrina suspiró y le explicó: "-Benja, he estado tan ocupada enseñándote cosas nuevas que me olvidé de cuidar de mí misma. Me siento agotada". Benja se acercó a ella y le dijo con ternura: "-Hada madrina, tú has hecho tanto por mí y por todos los demás.

Ahora es mi turno de cuidarte". Entonces, Benja preparó una deliciosa sopa de verduras para el hada madrina y la animó a descansar mientras él limpiaba la cabaña.

Después de un buen descanso, el hada madrina se sintió mucho mejor. Agradecida por todo lo que Benja había hecho por ella, el hada madrina decidió concederle un último deseo antes de partir.

Le dijo: "-Benja, como recompensa por tu bondad y amor hacia los demás, te daré un regalo especial: siempre serás feliz". Benja sonrió y agradeció al hada madrina por su generosidad.

Desde ese día, Benja siguió aprendiendo cosas nuevas cada día, pero siempre recordaba que la verdadera felicidad se encontraba en compartir su amor y conocimiento con los demás. Y así, Benja vivió una vida llena de alegría y amor, inspirando a todos a su alrededor a ser amables y generosos.

Su cumpleaños número 6 fue el comienzo de una aventura maravillosa que duraría toda su vida.

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