El niño de las estrellas



Había una vez en un pequeño pueblo del campo, un niño llamado Marco. Desde muy chico, Marco sentía una gran fascinación por las estrellas.

Cada noche se acostaba en el patio de su casa y observaba maravillado el cielo estrellado.

Una noche, mientras Marco señalaba una estrella brillante en el firmamento, su papá se acercó a él y le dijo: "¿Sabías que hay lugares donde puedes ver las estrellas mucho más de cerca? Existen lugares llamados observatorios astronómicos donde los científicos estudian el universo con telescopios especiales". Los ojos de Marco se iluminaron de emoción al escuchar aquellas palabras.

¡Ver las estrellas más de cerca era su sueño! Sin dudarlo, al día siguiente su papá lo llevó al observatorio más cercano. Al llegar al observatorio, un amable científico les dio la bienvenida y los guió hacia un enorme telescopio.

Marco no podía creer lo que veían sus ojos cuando miró por el lente: la luna en todo su esplendor, cráteres y montañas detalladas que parecían estar tan cerca. "¡Papá, es increíble! ¡Quiero aprender más sobre el universo!", exclamó Marco emocionado.

Su padre sonrió orgulloso y le dijo: "Entonces vamos a estudiar juntos todo lo que podamos sobre las estrellas, planetas y galaxias". Desde ese día, Marco se dedicó por completo a aprender sobre el cosmos.

Pasaba horas leyendo libros de astronomía, haciendo experimentos caseros para comprender mejor los fenómenos astronómicos y hasta construyendo maquetas del sistema solar. Un día, mientras investigaba en internet sobre asteroides, descubrió algo sorprendente: ¡habría una lluvia de meteoros esa misma noche! Sin dudarlo, convenció a su papá para acampar bajo las estrellas y presenciar aquel espectáculo celestial.

"Mira papá, ¡una estrella fugaz!", gritó emocionado Marco mientras señalaba al cielo. "¡Es hermoso hijo! Gracias por enseñarme tanto sobre el universo", respondió su padre con admiración. Marco sonrió feliz.

Aquella noche bajo las estrellas era un momento mágico que siempre recordaría. Se dio cuenta de que la pasión por algo puede llevarnos muy lejos si estamos dispuestos a aprender y explorar. A partir de entonces, Marco siguió cultivando su amor por la astronomía.

Estudió duro en la escuela para convertirse algún día en un gran astrofísico y descubrir nuevos secretos del universo.

Y así fue como aquel niño curioso del campo se convirtió en un apasionado explorador del cosmos, inspirando a todos a nunca dejar de mirar hacia arriba y soñar con las estrellas. Porque como decía Marco: "En cada rincón del universo hay un mundo por descubrir".

FIN.

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