El niño de las manzanas solidarias


Había una vez un niño llamado Nacho, a quien le encantaba jugar al aire libre y comer dulces. Pero había algo que su mamá siempre le decía: "Nacho, deberías comer más frutas y verduras".

Un día, mientras Nacho jugaba en el jardín, vio a su mamá regando el árbol de manzanas. Las manzanas estaban tan rojas y apetitosas que Nacho no pudo resistirse. "Mamá, ¿puedo comer una manzana?", preguntó Nacho con ojos brillantes.

Su mamá sonrió y dijo: "¡Claro que sí! Es genial que quieras probar las manzanas". Nacho se acercó al árbol y tomó una hermosa manzana roja. La mordió con entusiasmo y fue amor a primera vista. La manzana era jugosa y deliciosa.

Desde ese día, Nacho desarrolló un gusto por las manzanas. Le pedía a su mamá que le preparara ensaladas de frutas con manzanas frescas todas las tardes después de la escuela.

Un día, mientras Nacho disfrutaba de su ensalada de frutas en el parque, notó que había otros niños mirándolo con curiosidad. "¿Qué estás comiendo?", preguntó uno de los niños. "Nada especial", respondió Nacho mientras sostenía un trozo de manzana en el aire.

"Solo estoy comiendo una rica ensalada de frutas". Los demás niños se acercaron para ver qué estaba pasando. Algunos nunca habían probado una manzana antes. "¿Puedo probar?", preguntó uno de los niños.

"¡Por supuesto!", exclamó Nacho, feliz de compartir su amor por las manzanas. Les ofreció a todos un pedazo y pronto todos estaban disfrutando del sabor fresco y jugoso de la fruta. Desde ese día, Nacho se convirtió en el "niño de las manzanas" en el parque.

Todos los días llevaba una bolsa llena de manzanas para compartir con sus amigos. Juntos descubrieron diferentes formas de disfrutarlas: ensaladas, jugos e incluso tartas.

La noticia sobre el niño que amaba las manzanas se extendió rápidamente por toda la ciudad. La gente empezó a llamarlo "Nacho Manzanita". Un día, un anciano llamado Don Roberto escuchó sobre Nacho Manzanita y decidió visitarlo en el parque.

"Nacho" , dijo Don Roberto con una sonrisa amable, "he oído hablar mucho sobre tu amor por las manzanas y cómo has inspirado a otros niños a comer más frutas".

Nacho estaba emocionado por conocer al anciano y le preguntó: "¿Cómo puedo ayudar aún más?"Don Roberto explicó que muchos niños no tenían acceso a frutas frescas debido a problemas económicos. Quería comenzar un proyecto para llevar alimentos saludables a aquellos que lo necesitaran. "Nacho, ¿te gustaría ser parte de este proyecto?" preguntó Don Roberto.

Los ojos de Nacho se iluminaron con entusiasmo mientras asentía con la cabeza. Juntos, Nacho Manzanita y Don Roberto comenzaron a recolectar donaciones para comprar cajas llenas de manzanas y otras frutas. Pronto, el proyecto creció y pudieron entregar alimentos saludables a muchas familias necesitadas.

Nacho estaba feliz de ver cómo su amor por las manzanas había hecho una diferencia en la vida de otros. Con el tiempo, Nacho se convirtió en un ejemplo para todos los niños de la ciudad.

Aprendieron que no solo podían disfrutar del sabor dulce y refrescante de las manzanas, sino también ayudar a quienes lo necesitaran.

Y así fue como Nacho Manzanita se convirtió en un héroe local, inspirando a todos con su amor por las manzanas y su deseo de hacer del mundo un lugar mejor.

Desde ese día, cada vez que alguien veía una manzana roja y jugosa, recordaba la historia del niño que amaba las manzanas y cómo cambió vidas con algo tan simple pero poderoso como una fruta.

Dirección del Cuentito copiada!