El niño de los colores


Había una vez un mundo gris y aburrido, donde los días eran siempre iguales. No había colores ni alegría, solo tristeza y monotonía. Los niños jugaban sin entusiasmo y los adultos trabajaban sin pasión.

Un día, llegó a este mundo Agustín, un niño muy especial que traía consigo algo inusual: ¡color! Agustín venía de otro mundo lleno de vida y colores vibrantes.

Al principio, la gente del lugar lo miraba con extrañeza e incluso algunos se burlaban de él por ser diferente. Pero Agustín no se dejó intimidar por las miradas despectivas y comenzó a explorar el nuevo mundo en el que estaba.

Descubrió que todo era blanco y negro porque una malvada bruja había robado todos los colores del universo para sí misma. Agustín decidió que tenía que hacer algo al respecto para ayudar a la gente del nuevo mundo a encontrar la felicidad nuevamente.

Entonces, emprendió un viaje peligroso hacia el castillo de la bruja para recuperar los colores robados.

En su camino hacia el castillo, Agustín encontró amigos leales como Juanita, una mariposa amarilla brillante; Paco, un sapo verde optimista; Martina, una flor rosa hermosa; y muchos otros animales coloridos que estaban dispuestos a ayudarlo en su misión. Finalmente llegaron al castillo de la bruja. La bruja estaba preparada para enfrentarse a ellos con sus poderes oscuros, pero Agustin tenía un plan astuto para vencerla.

Con sus amigos animales reunidos detrás de él en apoyo, Agustín desafió a la bruja a un juego de colores. Si él ganaba, ella tendría que devolver todos los colores que había robado. La bruja aceptó el desafío y comenzó el juego.

Pero Agustín era muy astuto y logró vencerla en su propio juego. La bruja se rindió y devolvió todos los colores al mundo. Los días grises y aburridos habían terminado.

Ahora, los niños jugaban con alegría mientras los adultos trabajaban con pasión. Los arcoíris llenaron el cielo cada día, haciendo felices a todas las personas del nuevo mundo.

Agustín se convirtió en un héroe para la gente del nuevo mundo, recordándoles siempre la importancia de ser diferentes y tener coraje para enfrentar cualquier obstáculo que se presente en sus vidas. Y así, gracias a Agustín, el niño que trajo color al mundo gris, la vida volvió a ser vibrante y llena de alegría una vez más.

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