El niño del bosque
Había una vez en un bosque mágico, un niño llamado Martín. Martín vivía en una pequeña cabaña junto a su abuelo, quien le enseñaba todo lo que sabía sobre la naturaleza. Martín era un niño muy curioso y aventurero, le encantaba explorar el bosque y descubrir todos los secretos que escondía.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Martín se encontró con un árbol misterioso que brillaba con una luz especial. Al acercarse, descubrió que el árbol estaba cargado de frutas deliciosas, las cuales fueron su almuerzo. Martín nunca había probado frutas tan deliciosas, así que decidió llevar algunas a su abuelo para que también pudiera disfrutarlas.
Al regresar a la cabaña, Martín le contó a su abuelo sobre el árbol mágico y le mostró las frutas. El abuelo, sorprendido, le explicó que esas frutas provenían de un árbol muy especial que solo aparecía una vez cada cierto tiempo, y que quien las comiera crecería sano y fuerte. Desde ese día, Martín y su abuelo visitaban el árbol mágico cada vez que aparecía para recolectar las frutas y compartir su increíble poder con los demás habitantes del bosque.
Con el paso del tiempo, Martín se convirtió en un niño fuerte, saludable y lleno de energía. Ya no solo comía las frutas del árbol mágico, sino que también aprendió a cultivar su propios alimentos y a cuidar del bosque. El amor y respeto de Martín por la naturaleza lo llevaron a convertirse en un guardián del bosque, enseñando a otros la importancia de cuidar el medio ambiente y vivir en armonía con la naturaleza. El bosque floreció y sus habitantes vivieron en paz y prosperidad gracias al cuidado de Martín y su abuelo.
Desde entonces, Martín siguió siendo un niño del bosque, pero ahora también era conocido como el protector de la naturaleza, asegurándose de que las generaciones futuras pudieran disfrutar de la belleza y los tesoros del bosque mágico.
FIN.