El niño del cerro y sus amigos
Había una vez un niño llamado Tomi, que vivía en un cerro rodeado de árboles altos y misteriosos. Aunque su hogar era sencillo, tenía una inmensa riqueza: cinco gatos traviesos y un perrito llamado Rocco. Tomi era alegre y siempre encontraba maneras de jugar con sus amigos de cuatro patas.
Un día, mientras exploraban el cerro, Rocco comenzó a ladrar y aullar con fuerza.
"¿Qué te pasa, Rocco?" - preguntó Tomi, preocupado.
"¡Mira, hay un grupo de animales malvados!" - contestó Rocco, señalando unas sombras entre los árboles.
Tomi se acercó un poco más y pudo ver a un grupo de zorros traviesos que parecían estar planeando algo. Los zorros eran conocidos en el cerro por ser juguetones, pero siempre terminaban causando problemas a los demás animales.
"¡No les digas a los gatos!" - le advirtió uno de los zorros.
"No se lo diremos, pero ¿qué planean?" - preguntó Tomi.
Los zorros estaban organizando una fiesta, pero no tenían suficiente comida.
"Queremos preparar una gran cena, pero no tenemos nada para comer." - admitió el líder de los zorros.
"¿Y qué pueden ofrecer a cambio?" - preguntó Tomi, curioso.
Los zorros, con un brillo travieso en sus ojos, le dijeron:
"Si nos ayudan a conseguir comida, te prometemos que te contaremos el secreto de la selva!"
"¿El secreto de la selva?" - exclamó Tomi, sus ojos brillando de emoción.
Entonces Tomi y Rocco decidieron ayudar a los zorros. Juntos, buscaron fruta en los árboles y recolectaron comidas del fondo del bosque. Los gatos se unieron a la aventura, sirviendo como vigías y buscadores.
Finalmente, después de un largo día de trabajo, lograron reunir una gran canasta de comida. Cuando regresaron, los zorros estaban encantados.
"¡Gracias, amigos!" - gritó el líder.
"¿Y ahora, el secreto de la selva?" - preguntó Tomi con impaciencia.
Los zorros se reunieron en un círculo, y uno de ellos comenzó a hablar:
"El secreto es que esta selva está llena de magia. En las noches de luna llena, los colores del bosque brillan y los árboles susurran historias antiguas. Solo aquellos con un corazón puro pueden ver la verdadera belleza de nuestro hogar”.
Tomi quedó maravillado.
"¿Y qué tenemos que hacer para verlo?" - preguntó, ansioso.
"Solo debes cuidar de la selva y de aquellos que viven en ella. Así, podrás ver los colores y oír los susurros. Ese es el trato“, dijo el líder de los zorros.
Desde ese día, Tomi, Rocco y los gatos decidieron ser los guardianes de su cerro. Cada día cuidaban el bosque, recolectaban basura y ayudaban a otros animales.
Poco a poco, la selva comenzó a florecer, y una noche de luna llena, Tomi vio cómo los colores del bosque se iluminaban, y en los árboles escuchó historias de alegría y aventura, tal como los zorros le habían prometido.
"¡Espectacular!" - gritó Tomi, saltando de alegría.
Y así, Tomi aprendió que la verdadera riqueza no estaba en lo material, sino en los amigos que hacía, los actos de bondad que brindaba y el amor que tenía por su hogar. La selva se convirtió en un lugar especial para él y sus amigos, un rincón lleno de magia e historias, gracias a su dedicación y amistad.
Desde entonces, siempre recordaría que, a veces, la mayor aventura está en ayudar a los demás y cuidar la naturaleza que nos rodea.
FIN.