El niño del mar



Érase una vez un niño llamado Mateo que vivía en un pequeño pueblo costero. Todos los días después de la escuela, corría hacia la playa, donde soñaba con ser un gran explorador del océano.

Una mañana, mientras se zambullía en las olas, Mateo encontró una caracola brillante. Al acercarla a su oído, escuchó una voz susurrante.

"Hola, Mateo, soy Marina, la sirena del mar."

El niño se sorprendió y se levantó por completo del agua.

"¡Una sirena! ¿De verdad existís?"

"Claro que sí. El mar está lleno de secretos y aventuras. Te invito a descubrirlo, pero debes prometérmelo, no dejarás de cuidar la naturaleza."

Mateo, entusiasmado, asintió con la cabeza. Entonces, Marina agitó su cola y creó burbujas mágicas que lo llevaron a las profundidades del océano.

Allí, Mateo se encontró con un mundo fascinante lleno de peces de colores, corales brillantes y plantas que parecían bailar con el ritmo del agua.

"¡Es increíble!" gritó Mateo.

Marina le mostró a Mateo cómo nadar como un pez y lo llevó a conocer a sus amigos marinos.

"Estos son mis amigos, los delfines y las tortugas. Todos juntos hacemos un gran equipo para cuidar el océano. Luego de una pequeña enseñanza, Mateo conoció a un delfín llamado Saltar."

"¡Hola, Mateo! ¿Te gustaría jugar con nosotros?" preguntó Saltar.

"¡Sí! ¿Qué juegos tienen?"

Los delfines y Mateo empezaron a jugar al escondite entre los corales. En su aventura, Mateo vio basura en el fondo del océano. Preocupado, le dijo a Marina:

"¡Eso no puede estar aquí!"

"Es cierto. La contaminación está dañando nuestro hogar. Debemos hacer algo. Siempre que veas basura, tenemos que recogerla y llevarla a la superficie."

Mateo decidió ayudar. Mientras nadaban, reunieron todo tipo de desechos: botellas, redes y plásticos.

Después de un rato, ya había una gran bolsa de basura.

"¡Mirá todo lo que encontramos!" dijo Mateo orgulloso.

"Así es. Y hoy hemos aprendido que cada pequeña acción cuenta para proteger nuestro océano," respondió Marina.

De regreso a la costa, Mateo prometió a su amiga sirena que nunca dejaría de cuidar el medio ambiente.

"Cuando regreses, siempre tendrás un lugar aquí en el agua. Podemos ser un equipo para cuidar el océano juntos."

Al llegar a la playa, se despidieron con un abrazo. Mateo se sintió inspirado a contar su aventura a sus amigos en la escuela.

"¡Chicos! ¡Descubrí un mundo increíble en el fondo del mar!" les decía emocionado.

Les contó sobre la contaminación y cómo podían ayudar desde la playa.

Sus amigos, intrigados, le hicieron muchas preguntas y juntos organizaron una limpieza en la playa.

Cada fin de semana, Mateo y su grupo de amigos se reunían para recoger basura, mientras compartían historias sobre las maravillas del océano.

"Gracias a vos, nuestra playa está más limpia. ¡Vamos a seguir cuidando el mar!" le dijo una amiga.

Mateo se dio cuenta de que aunque todavía era un niño, podía hacer una gran diferencia. Así, el niño del mar se convirtió en un defensor de la naturaleza.

Cada vez que escuchaba el susurro de la caracola, sabía que siempre tendría a su amiga Marina y un mundo lleno de maravillas que proteger. Y así, el mar y la playa del pequeño pueblo costero brillaban con la alegría de las olas y el esfuerzo de un niño que nunca dejó de soñar con hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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