El Niño Divino
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Mateo. Desde muy pequeño, se destacaba por su inteligencia y su belleza. Además, siempre mostraba una generosidad y amabilidad que lo hacían querido por todos.
Un día, mientras Mateo caminaba cerca del bosque encantado, vio una luz brillante proveniente de una pequeña cabaña. Curioso como era, decidió acercarse para ver qué ocurría allí dentro.
Al entrar a la cabaña, se encontró con una anciana misteriosa vestida de negro. Era la bruja del bosque encantado. La bruja miró profundamente a los ojos de Mateo y le dijo: "Querido niño, tengo algo importante que decirte.
No eres un humano común y corriente; eres un ser especial de otro mundo". Mateo quedó sorprendido por estas palabras e incrédulo preguntó: ""¿Cómo puede ser eso? Yo siempre me he sentido igual que los demás niños.
"La bruja sonrió y explicó: ""Mi querido Mateo, tu inteligencia excepcional y tu innata bondad son señales claras de tu origen divino. Eres un ser celestial enviado a este mundo para traer amor y sabiduría a las personas. "Mateo no podía creer lo que estaba escuchando.
Aunque al principio dudó de las palabras de la bruja, poco a poco comenzó a comprender que tal vez había algo especial en él. A partir de ese momento, Mateo decidió utilizar sus habilidades especiales para ayudar a los demás.
Comenzó visitando hospitales para llevar alegría a los niños enfermos, enseñando a los más pequeños en la escuela y ayudando a las personas mayores en sus tareas diarias. Un día, mientras Mateo caminaba por el pueblo, se encontró con una niña llamada Sofía.
Ella era tímida y no tenía muchos amigos. Mateo notó su tristeza y decidió acercarse a ella. "Hola Sofía, ¿cómo estás? Me llamo Mateo", dijo él con una sonrisa amable.
Sofía miró a Mateo con asombro y le respondió: ""Hola Mateo, soy Sofía. No tengo muchos amigos porque todos piensan que soy diferente". Mateo comprendió cómo se sentía Sofía y decidió convertirse en su amigo.
Juntos, descubrieron que ambos tenían habilidades especiales: uno era un ser celestial y el otro tenía una increíble capacidad para dibujar. A medida que pasaban tiempo juntos, Sofía comenzó a ganar confianza en sí misma gracias al apoyo de Mateo.
Él le enseñaba sobre la importancia de ser valiente y creer en sí misma sin importar lo que los demás pensaran. Con el tiempo, otros niños del pueblo se dieron cuenta de la amistad entre Mateo y Sofía.
Se dieron cuenta de que no había nada malo en ser diferente y comenzaron a aceptar a todos tal como eran. La historia de Mateo inspiró a muchas personas del pueblo, quienes también decidieron utilizar sus talentos para hacer del mundo un lugar mejor.
Juntos construyeron parques para jugar, organizaron eventos solidarios e incluso crearon una biblioteca comunitaria donde todos podían aprender algo nuevo cada día.
Y así, Mateo y Sofía, junto con todos los habitantes del pueblo, demostraron que cada uno de nosotros tiene algo especial dentro de sí mismos. No importa si somos humanos o seres divinos, lo importante es utilizar nuestras habilidades para hacer el bien y ayudar a los demás.
Desde aquel día en la cabaña de la bruja, Mateo se convirtió en un verdadero héroe. Demostró que el amor y la bondad pueden cambiar vidas y transformar comunidades enteras.
Y aunque nunca supo con certeza si era un dios o no, lo que sí sabía era que su propósito en este mundo era hacerlo un lugar mejor para todos. Y así termina la historia de Mateo, el niño inteligente y generoso que descubrió su verdadera naturaleza divina al ayudar a otros.
Aprendamos de él a valorarnos tal como somos y a utilizar nuestras habilidades para marcar una diferencia positiva en nuestras vidas y en las vidas de los demás.
FIN.