El niño empático



Había una vez en un pequeño pueblo rural, llamado Pueblo Alegre, un niño llamado Tomás.

Tomás era muy inteligente y talentoso, pero tenía un defecto: no se ponía en los zapatos del otro y no comprendía la situación de los demás. Siempre se burlaba cuando alguien cometía un error y eso hacía que el resto de los niños lo rechazara.

Un día, mientras caminaba por el pueblo con su nariz en alto, Tomás tropezó con una piedra y cayó al suelo. Todos los niños que estaban cerca comenzaron a reírse de él sin piedad. Tomás se levantó rápidamente y corrió hacia su casa llorando.

Al llegar a casa, Tomás estaba triste y confundido porqué nadie quería jugar con él. Su mamá notó su tristeza y decidió hablar con él. "Tomás, mi amor ¿Qué te pasa? Pareces muy triste", dijo su mamá preocupada.

Tomás contó toda la historia sobre cómo siempre se burlaba de los demás cuando cometían errores y cómo ahora todos lo rechazaban porque había tropezado. Su mamá le dio un abrazo reconfortante y le dijo: "Tomás, es importante aprender a ponerse en los zapatos del otro.

Imagina cómo te sentirías si todos se rieran de ti cada vez que cometes un error". Estas palabras resonaron en la mente de Tomás durante toda la noche. Al día siguiente, decidió cambiar su actitud para poder ser aceptado nuevamente por sus compañeros.

Cuando llegó a la escuela, vio a Juanito tratando de subirse al árbol más alto del patio. Tomás recordó lo que su mamá le había dicho y decidió ayudarlo en lugar de burlarse.

"¡Hey, Juanito! ¿Necesitas una mano para subir al árbol?", dijo Tomás con una sonrisa. Juanito se sorprendió por la amabilidad de Tomás y aceptó su ayuda. Juntos, lograron trepar al árbol y disfrutaron de la vista desde arriba.

A partir de ese día, Tomás se dio cuenta de lo maravilloso que era ser comprensivo y considerado con los demás. Comenzó a ayudar a sus compañeros cuando tenían dificultades, en lugar de burlarse de ellos.

Pronto, el resto de los niños empezaron a notar su cambio positivo y poco a poco comenzaron a aceptarlo nuevamente. Con el tiempo, Tomás se convirtió en un líder amable y respetado en Pueblo Alegre. Los niños aprendieron mucho de él sobre empatía y solidaridad.

Y así, todos juntos construyeron un pueblo lleno de alegría y amor hacia los demás. La historia de Tomás nos enseña que es importante ponerse en los zapatos del otro para entender sus sentimientos y actuar con compasión.

No importa cuántos errores hayamos cometido, siempre podemos cambiar nuestra actitud y hacer del mundo un lugar mejor para todos.

FIN.

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