El niño empresario
Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Juan, que desde muy pequeño mostraba un gran talento para los negocios. Siempre estaba pensando en nuevas ideas para ganar dinero.
Un día, mientras ayudaba a su abuela a vender frutas en el mercado, se le ocurrió una brillante idea. "Abuela, ¿qué tal si empezamos a vender tus deliciosas mermeladas caseras?", propuso Juan. La abuela, sorprendida por la iniciativa de su nieto, aceptó encantada.
Con la ayuda de sus padres, Juan creó etiquetas coloridas y atractivas para las mermeladas, y así empezaron a venderlas en el mercado.
La gente quedaba encantada con el sabor y la presentación de las mermeladas, y pronto la pequeña empresa de Juan y su abuela se hizo muy popular en el pueblo. Luego, Juan decidió llevar sus mermeladas a otras ciudades y, con esfuerzo y dedicación, logró expandir su negocio.
A medida que crecía, Juan aprendió sobre la importancia del trabajo en equipo, la gestión financiera y la responsabilidad social. Siempre escuchaba los consejos de sus padres y nunca dejaba de aprender de sus errores.
Con el tiempo, la empresa de Juan se convirtió en un gran éxito, pero él nunca olvidó sus raíces ni dejó de ayudar a los demás. Inspiró a muchos niños y niñas a seguir sus sueños y a nunca subestimar sus ideas. Juan demostró que, con creatividad, esfuerzo y valores sólidos, cualquier niño puede convertirse en un verdadero empresario.
FIN.