El niño en la escuela de animales


En lo profundo de la selva vivía un niño llamado Marcos, a quien le encantaba explorar y jugar entre los árboles y los ríos. Un día, mientras caminaba, se encontró con una escuela muy especial: la Escuela de la Selva. Esta escuela era diferente a todas las demás, ¡porque aquí iban animales de todas las especies! Había monos, loros, jaguares, perezosos, y muchos más.

Marcos se acercó a la entrada de la escuela y, con asombro, vio a una jirafa enseñando matemáticas a un grupo de elefantes, mientras que una lechuza dictaba poesía a los osos hormigueros. En ese momento, el director de la escuela, un sabio búho, se acercó a Marcos.

"¡Bienvenido, amigo humano!" le dijo el búho con amabilidad. "¿Qué te trae por aquí?"

Marcos explicó que le encantaban los animales y que siempre había deseado aprender más sobre ellos. El búho sonrió y lo invitó a recorrer la escuela, presentándole a los diferentes maestros animales y sus enseñanzas. Marcos se emocionó al ver la pasión con la que los animales aprendían y compartían su conocimiento.

Pronto, se hizo amigo de varios estudiantes, incluyendo a Ramón el mono, Carla la nutria y Marta la cotorra. Juntos, exploraban la selva, aprendían de los animales y ayudaban en lo que podían. Pero un día, la paz de la selva se vio amenazada por un incendio forestal. Los animales entraron en pánico, sin saber qué hacer.

Entonces, Marcos recordó todas las enseñanzas que había recibido en la Escuela de la Selva. Reunió a sus amigos y les propuso un plan para salvar la selva y a sus habitantes. Trabajando juntos, los animales y Marcos lograron apagar el fuego y proteger su hogar.

Después de esa experiencia, la amistad entre los animales y Marcos se hizo aún más fuerte. Y la Escuela de la Selva se convirtió en un lugar donde los animales y los humanos aprendían y crecían juntos, siempre con respeto y cariño por la naturaleza.

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