El niño estudioso y la escuela de cemento
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de campos de caña de azúcar, una escuela pequeña hecha de caña.
Los niños que asistían a esa escuela tenían grandes sueños, pero a menudo se sentían desanimados por las precarias condiciones en las que estudiaban. Un día, llegó al pueblo un niño llamado Martín. A pesar de su corta edad, Martín era muy estudioso y siempre estaba buscando aprender cosas nuevas.
Al ver la situación de la escuela de caña, Martín decidió que quería hacer algo al respecto. Se acercó a los maestros y les propuso la idea de construir una escuela de cemento para que los niños pudieran estudiar en un lugar más seguro y cómodo.
Los maestros, sorprendidos por la determinación de Martín, aceptaron su propuesta y comenzaron a planificar la construcción de la nueva escuela. Martín se puso manos a la obra y habló con los habitantes del pueblo para pedir su ayuda.
Pronto, todos estaban trabajando juntos, llevando materiales, mezclando cemento y levantando paredes. Los niños también se unieron, emocionados por la idea de tener una escuela nueva. Pasaron semanas trabajando arduamente, pero finalmente la escuela de cemento estuvo lista.
Los niños no podían creer la transformación que había tenido su escuela. Estaban felices de tener un lugar seguro y bonito para estudiar. Martín había cumplido su misión, y todos en el pueblo lo admiraban por su determinación y su amor por la educación.
A partir de ese día, los niños estudiaron con más entusiasmo que nunca, sabiendo que con esfuerzo y trabajo en equipo, se pueden lograr grandes cosas.
FIN.