El niño flaco y los cerdos voladores



Había una vez un niño flaco llamado Juan que tenía un amigo muy especial, su cerdo volador Rosendo. Juntos vivían aventuras emocionantes y se divertían mucho.

Un día, mientras Juan y Rosendo jugaban en el campo, un gran dragón apareció de repente y se llevó a Juan. Rosendo intentó perseguir al dragón, pero era demasiado veloz. Juan se encontró prisionero en la cueva del dragón, sin esperanzas de escapar.

Mientras tanto, en el pueblo, los demás cerdos voladores se enteraron de lo sucedido y decidieron unirse para salvar a su amigo Juan. Comenzaron a volar en círculos sobre la cueva del dragón, creando una nube enorme que llamó la atención de todos.

El dragón, confundido y molesto, salió de su cueva para ver qué estaba sucediendo. Entonces, los cerdos voladores aprovecharon para lanzarle manzanas y peras, distraerlo y finalmente, arrebatarle a Juan. Rápidamente lo llevaron de vuelta al pueblo, sano y salvo.

Juan y Rosendo estaban muy agradecidos con el increíble esfuerzo de sus amigos cerdos voladores. Desde ese día, Juan comprendió la importancia de la amistad y la solidaridad, aprendiendo que, aunque sea pequeño o

FIN.

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