El niño generoso


Había una vez un niño llamado Mateo que era muy inteligente y creativo. A sus 4 años, tenía una imaginación desbordante y siempre encontraba maneras sorprendentes de divertirse con sus juguetes.

Sin embargo, había algo que a Mateo le costaba mucho trabajo: compartir. Cada vez que alguien nuevo llegaba a su casa, ya sea un amigo de sus padres o algún familiar lejano, Mateo se ponía muy celoso y no quería tenerlos cerca.

Los botaba y les decía "¡Fuera!". No importaba cuánto intentaran acercarse a él, él simplemente no podía adaptarse a las personas nuevas. Un día, mientras jugaba en el parque con su pelota favorita, vio a un niño triste sentado en un banco.

Se acercó curioso y preguntó: "¿Por qué estás triste?". El niño respondió: "No tengo amigos para jugar". Esa respuesta hizo pensar a Mateo sobre cómo se sentiría si nadie quisiera jugar con él.

Decidió darle una oportunidad al niño triste y juntos empezaron a jugar. La risa llenó el parque mientras compartían la pelota y se divertían sin preocupaciones. Al final del día, ambos niños se habían convertido en grandes amigos.

Mateo aprendió entonces lo importante que es compartir y abrirse a nuevas amistades. Decidió ponerlo en práctica también en casa. Cuando llegaban visitas ahora, Mateo daba la bienvenida con una sonrisa en lugar de decirles que se fueran.

Un día llegó su primo Lucas para quedarse unos días en casa de Mateo. Al principio, Mateo sintió los celos y la necesidad de tener todos los juguetes para sí mismo.

Pero recordó la lección que había aprendido en el parque y decidió compartir sus juguetes con Lucas. Para su sorpresa, jugar juntos fue aún más divertido que jugar solo.

Mateo se dio cuenta de que cuando compartía, no solo disfrutaba de los juegos, sino también de la compañía y la amistad. Aprendió a valorar el tiempo que pasaba con Lucas y a apreciar las cosas buenas que venían al compartir. Desde ese día, Mateo se convirtió en un niño generoso y amable.

Compartía sus juguetes sin problema y estaba dispuesto a hacer nuevos amigos cada vez que alguien nuevo llegaba a su vida. La historia de Mateo nos enseña lo importante que es aprender a compartir desde temprana edad.

No solo nos permite disfrutar más del juego, sino también construir relaciones sólidas basadas en la amistad y el respeto mutuo. Y así, Mateo vivió muchas aventuras junto a sus amigos, sabiendo siempre lo valioso que es compartir momentos especiales con aquellos que ama.

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