El niño generoso


Había una vez un niño llamado Martín, que estaba muy emocionado porque había perdido su último diente de leche.

Martín sabía que esto significaba que el Ratón de los Dientes vendría a visitarlo durante la noche y le dejaría una moneda debajo de la almohada. Martín preparó su cama cuidadosamente, colocando su diente en un pequeño recipiente junto a la almohada. Antes de acostarse, Martín dijo: "Espero que el Ratón de los Dientes sea generoso esta noche".

Luego cerró sus ojos y se durmió profundamente. En medio de la noche, Martín fue despertado por un ruido extraño. Abrió los ojos y vio a un ratoncito pequeño frente a él.

Era el Ratón de los Dientes, pero parecía preocupado. —"Hola" , dijo Martín con voz somnolienta. "¿Eres el Ratón de los Dientes?"El ratoncito asintió con la cabeza y respondió: "Sí, soy yo. Pero tengo malas noticias para ti, Martín".

Martín se sentó rápidamente en la cama y preguntó con preocupación: "¿Qué pasa? ¿Por qué tienes malas noticias?"El Ratón de los Dientes suspiró y explicó: "Verás, hoy ha sido un día muy difícil para mí.

He estado recolectando dientes en todo el mundo durante mucho tiempo, pero últimamente he tenido problemas para encontrar suficientes monedas para dejar debajo de las almohadas". Martín frunció el ceño y pensó por un momento. Luego sonrió y dijo: "No te preocupes, Ratón de los Dientes.

Tal vez pueda ayudarte".

El Ratón de los Dientes levantó la mirada y preguntó con curiosidad: "¿Cómo podrías ayudarme, Martín?"Martín se levantó de la cama y fue a buscar su hucha en forma de cerdito que había estado ahorrando durante mucho tiempo. La agitó y escuchó el sonido de las monedas dentro. "Tengo muchas monedas en mi hucha", dijo emocionado. "Puedo darte algunas para que puedas dejarlas debajo de las almohadas".

El Ratón de los Dientes se iluminó con una sonrisa y exclamó: "¡Eso sería maravilloso! Aprecio mucho tu generosidad, Martín".

Martín le dio al ratoncito un puñado de monedas y le dijo: "Espero que esto te ayude a seguir haciendo felices a otros niños cuando pierdan sus dientes". El Ratón de los Dientes asintió con gratitud y guardó las monedas en su pequeña bolsa. Luego se despidió cariñosamente de Martín y prometió volver pronto.

Al día siguiente, Martín despertó emocionado por la visita del Ratón de los Dientes. Miró debajo de su almohada y encontró una nota escrita por el ratoncito. La nota decía: "Querido Martín, gracias por tu generosidad. Tus monedas me han dado esperanza para continuar mi labor.

Nunca olvides el poder que tienes para hacer feliz a alguien más". Martín sonrió mientras leía la nota y guardaba cuidadosamente el dinero que el Ratón de los Dientes le había dejado.

A partir de ese día, Martín entendió que no importaba cuánto recibiera, sino lo mucho que podía dar. Aprendió la importancia de la generosidad y cómo un pequeño acto puede marcar una gran diferencia en la vida de alguien más.

Y así, Martín continuó creciendo siendo siempre amable y generoso con los demás. Y cada vez que recordaba esa noche especial, sonreía sabiendo que había ayudado al Ratón de los Dientes a seguir haciendo feliz a otros niños.

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