El niño huerfano




Había una vez un niño llamado Martín, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Martín había perdido a sus padres cuando era muy pequeño, por lo que vivía con su abuela, doña Rosa.

A pesar de la tristeza que sentía por la ausencia de sus padres, Martín era un niño alegre y curioso, siempre dispuesto a descubrir cosas nuevas. Un día, mientras jugaba en el bosque, Martín se encontró con una ardilla herida.

Sin dudarlo, decidió llevarla a su casa para cuidarla. Doña Rosa, al ver la ternura con la que su nieto cuidaba a la pequeña ardilla, decidió enseñarle todo lo que sabía sobre el cuidado de los animales.

Martín aprendió a curar heridas, a alimentar a los animales enfermos, y se convirtió en un gran amigo de todos los habitantes del bosque. Un día, una terrible tormenta azotó el pueblo, dejando a muchos animales sin hogar.

Martín, con la ayuda de su abuela, decidió construir un refugio para los animales, donde pudieran estar seguros y protegidos. Poco a poco, el refugio se convirtió en un lugar de esperanza y amor, donde todos los animales encontraban un hogar.

La valentía y generosidad de Martín inspiraron a los habitantes del pueblo, y juntos construyeron un refugio aún más grande, donde no solo los animales, sino también las personas sin hogar, encontraron un lugar seguro.

Martín, el niño huerfano, había encontrado en la ayuda a los demás una nueva familia, llena de amor y compañerismo.

FIN.

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