El Niño Mágico que Habla con el Corazón
de risas y alegría. Tomás tenía la capacidad de conectarse con el corazón de sus compañeros de clase, y esto lo convertía en un niño verdaderamente especial.
Un día, la maestra organizó un concurso de dibujo en el que cada niño debía pintar lo que más le gustaba del mundo. Mientras los otros niños tomaban sus crayones y empezaban a colorear, Tomás cerró los ojos y puso sus manos en su corazón.
Después de un momento, abrió los ojos y con una determinación tranquila tomó un pincel y comenzó a pintar un arcoíris que brillaba más que cualquier otro. La maestra se acercó cariñosamente a Tomás y le preguntó: -”¿Qué te inspiró a pintar este hermoso arcoíris, Tomás? ”.
Tomás sonrió y tocó su pecho, haciendo entender a la maestra que lo que más amaba del mundo era la alegría que sentía en su corazón al ver los colores brillantes.
La maestra quedó asombrada por la profunda conexión que Tomás tenía con sus emociones y las de los demás. A partir de ese día, la maestra empezó a enseñar a los niños a comunicarse con el corazón, como lo hacía Tomás.
Juntos, aprendieron a escuchar lo que sus corazones les decían y a expresar sus sentimientos sin necesidad de palabras. Tomás se convirtió en un ejemplo para todos, demostrando que el lenguaje del corazón puede transmitir amor, alegría y comprensión.
Al final del año escolar, Tomás recibió un premio especial por ser el niño que mejor sabía hablar con el corazón, y su arcoíris fue enmarcado y colocado en un lugar especial del salón.
Desde entonces, el salón de preescolar se llenó de amor, comprensión y colores brillantes, gracias al niño mágico que hablaba con el corazón.
FIN.