El Niño Melódico




Érase una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Mateo que desde muy chiquito mostró un gran interés por la música.

Todos los días, se sentaba frente al tocadiscos de su abuelo y escuchaba con atención cada nota, cada melodía que salía de él. Pero Mateo quería más, quería hacer música él mismo. Un día, encontró una vieja guitarra en el desván de su casa y, sin dudarlo, decidió que ese sería su instrumento.

Mateo dedicó muchas horas a practicar, a aprender acordes y a componer sus propias canciones. "¡Abuelo, mirá lo que aprendí a tocar hoy!" - exclamaba Mateo emocionado, mientras tocaba una melodía sencilla.

El abuelo, con una sonrisa en el rostro, lo escuchaba con atención y le decía: "¡Qué bien, Mateo! Sigue practicando, nunca dejes de aprender." Con el tiempo, Mateo se convirtió en un músico muy talentoso.

Tocaba en eventos de la escuela, en el parque del pueblo y hasta en la plaza principal. La gente se reunía para escucharlo, se emocionaban con sus canciones y lo alentaban a seguir adelante. Sin embargo, un día, Mateo se enteró de que iban a cerrar la única escuela de música del pueblo.

Eso entristeció mucho a Mateo, porque él sabía que muchos niños como él perderían la oportunidad de aprender música. Decidido a hacer algo al respecto, Mateo organizó un concierto benéfico para recaudar fondos y salvar la escuela de música.

Con la ayuda de su abuelo, de sus amigos y de otros músicos del pueblo, logró que el concierto fuera un éxito. La gente se unió para apoyar la causa y, finalmente, se recaudó el dinero suficiente para mantener la escuela abierta.

Mateo descubrió que la música no solo le había traído alegría a su vida, sino que también podía ser una herramienta para traer cambios positivos a su comunidad.

Desde ese día, en la escuela de música se formaron nuevos talentos, inspirados por el ejemplo de Mateo. Y así, el pequeño pueblo nunca dejó de resonar con las notas melodiosas de los niños que, al igual que Mateo, encontraron en la música una pasión y un propósito en la vida.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!