El niño mentiroso y la verdad revelada


En un pequeño pueblo de la región, vivía un niño llamado Lucas. Lucas era conocido por todos como un niño muy travieso, pero lo que más molestaba a la gente era que mentía con demasiada frecuencia. No importaba si era una mentira grande o pequeña, Lucas siempre encontraba la forma de inventar algo. Sus amigos ya no confiaban en él y siempre lo evitaban en los juegos y travesuras. Un día, cansado de las mentiras de Lucas, su abuelita lo llamó a un lado y le contó una historia sobre un niño que había mentido tanto que un día la verdad lo alcanzó y sufrió mucho, pero que si decidía cambiar y decir la verdad, todo mejoraría.

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Lucas, la verdad siempre sale a la luz tarde o temprano. Debes entender que mentir no es correcto y que siempre es mejor decir la verdad, por más difícil que sea -le dijo su abuelita con voz amorosa.

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Sí, abuelita, lo entiendo -contestó Lucas, reflexivo.

Desde ese día, Lucas se propuso cambiar. Dejó de mentir y se esforzó por ser honesto en todo momento. Al principio, fue difícil para él, pero con el tiempo se fue acostumbrando a decir la verdad. Sus amigos notaron el cambio en su actitud y poco a poco volvieron a confiar en él. Lucas se sentía feliz de haber cambiado su forma de ser y prometió no mentir nunca más. Desde entonces, se convirtió en un buen amigo en quien se podía confiar y todos lo querían mucho.

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La verdad siempre es el mejor camino, Lucas. Estoy muy orgullosa de lo mucho que has crecido -le dijo su abuelita con lágrimas de emoción en los ojos.

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Gracias, abuelita. Aprendí que la verdad siempre triunfa y que ser honesto es lo más importante -respondió Lucas con una gran sonrisa.

Y así, Lucas aprendió que la verdad siempre es el camino correcto y que la honestidad es la mejor virtud que alguien puede tener.

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