El Niño Multitalento
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villaverde, un niño llamado Cesc. Cesc era un niño lleno de energía y creatividad. Tenía mil y un hobbies: le encantaba jugar a coches, hacer granjas de animales, bailar, tocar la guitarra y la batería, y también chutar la pelota. Un día soleado, Cesc decidió que iba a organizar un gran festival en su jardín para mostrar todos sus talentos.
- “¡Voy a hacer el mejor festival de la historia! ” - exclamó Cesc emocionado.
Primero, comenzó a construir su granja de animales. Cesc usó cartones y pinturas para crear hermosos animales de granja: un gallo rojo, una vaca blanca y negra, y hasta un cerdito rosa que hacían felices a todos. Mientras pintaba, su vecino Lucas, un amante de los coches, se acercó.
- “¡Cesc! ¿Qué estás haciendo? ” - preguntó Lucas con curiosidad.
- “Estoy creando una granja para el festival. ¡Va a quedar espectacular! ” - respondió Cesc con una sonrisa.
- “¿Puedo ayudarte? Yo puedo hacer coches de carrera para el desfile.” - propuso Lucas emocionado.
Cesc aceptó encantado y juntos comenzaron a trabajar. Con materiales reciclables, construyeron varios coches de carreras, cada uno más colorido que el anterior. Mientras trabajaban, se dieron cuenta de que necesitaban música para el festival.
- “Voy a tocar la guitarra y la batería para que haya buena onda. ¡Necesitamos más bailarines también! ” - dijo Cesc.
Rápidamente, invitaron a sus amigas Sofía y Clara, quienes eran grandes bailarinas.
- “¡Chicas, vengan al festival! Necesitamos sus pasos de baile.” - les dijo Cesc entusiasmado.
Las chicas no dudaron en unirse. ¡Era una gran oportunidad para mostrar su talento! Mientras preparaban el festival, Cesc se dio cuenta de que también necesitaban algo más: un espacio para jugar.
- “¡Vamos a hacer un torneo de fútbol! ” - sugirió. Y así, se armó un equipo con todos los chicos del barrio.
El gran día llegó. El jardín de Cesc estaba decorado con coloridos globos y banderines. La granja de animales robaba todas las miradas, y los coches de carrera brillaban al sol.
- “¡Miren todo lo que hicimos! ” - gritó Cesc, muy orgulloso.
El festival comenzó con música. Cesc tocó su guitarra, mientras Sofía y Clara bailaban alrededor de él. Todos los niños aplaudían y sonreían; el aire estaba lleno de risas y felicidad. Luego, llegó el momento del torneo de fútbol.
- “¡Vamos, equipo! ¡A ganar! ” - gritó Cesc mientras chutaba la pelota. Pero de repente, durante un tiro inesperado, la pelota voló muy lejos y dio en la puerta de su casa, rompiendo un pequeño adorno.
- “¡Oh no! ¡Mi mamá se enojará! ” - se lamentó Cesc.
Pero en lugar de entrar en pánico, recordó que era una buena oportunidad para resolver un problema.
- “Chicos, debemos asumir la responsabilidad. Vamos a encontrar una solución juntos.” - dijo Cesc con firmeza.
Y así, todos se unieron para ayudar a reparar el adorno. Mientras lo arreglaban, aprendieron sobre el cuidado de las cosas y la importancia de trabajar en equipo. Terminaron el festival con una gran sonrisa en el rostro, no solo por el éxito del evento, sino también por la lección aprendida.
- “Esto fue increíble. ¿Creen que podemos hacer otro festival? ” - preguntó Lucas.
- “¡Claro! Y esta vez, seremos aún más organizados.” - respondió Cesc.
Aquel festival fue un gran éxito, lleno de risas, música y amistad. Cesc, Lucas, Sofía y Clara se dieron cuenta de que la verdadera diversión no estaba solo en ser talentosos, sino en compartir esos momentos con los demás. Y así, Cesc siguió tocando su guitarra, jugando a coches y chutando la pelota, sabiendo que cada actividad era una manera de unirse a sus amigos y crear nuevas aventuras juntos.
FIN.