El niño perdido en el parque


Había una vez un niño llamado Paulino Pelota. Vivía en un pequeño pueblo junto a su papá y su mamá. Paulino era un niño muy inquieto y siempre estaba buscando aventuras.

Un día, mientras jugaba en el parque, vio a unos niños practicando fútbol. Se acercó corriendo y les preguntó si podía jugar con ellos. Los niños aceptaron encantados y formaron dos equipos.

Paulino se puso tan emocionado que no se dio cuenta de que había dejado atrás a su papá y a su mamá. Después de jugar durante horas, los equipos se despidieron y cada uno regresó a sus casas.

Pero cuando Paulino llegó al parque, se dio cuenta de que sus padres no estaban allí esperándolo. - ¡Papá! ¡Mamá! -gritó Paulino preocupado-. ¿Dónde están? Paulino comenzó a buscar por todo el parque, pero no encontraba rastro alguno de sus padres. Estaba asustado y triste al pensar que los había perdido.

Decidió ir hasta la comisaría del pueblo para pedir ayuda. Allí encontró al oficial Ramiro, quien lo escuchó atentamente. - Tranquilo, Paulino -dijo el oficial Ramiro-. Vamos a encontrar a tus padres.

Primero necesito que me digas cómo lucen. Paulino describió detalladamente cómo eran sus padres: su papá tenía barba negra y lentes, mientras que su mamá llevaba gafas rosadas y siempre vestía una blusa amarilla. El oficial Ramiro hizo una pausa pensativa y luego sonrió.

- Paulino, creo que sé dónde están tus padres. Ven conmigo. Ambos se montaron en la patrulla y se dirigieron hacia el parque.

Cuando llegaron, vieron a un hombre con barba negra y lentes buscando desesperadamente algo entre los árboles. A su lado, había una mujer con gafas rosadas vestida con una blusa amarilla llamando a alguien. - ¡Papá! ¡Mamá! -gritó Paulino corriendo hacia ellos. Sus padres voltearon sorprendidos y al ver a su hijo, lo abrazaron emocionados.

- ¿Paulino? ¿Dónde estabas? -preguntó su mamá preocupada. - Estaba jugando fútbol en el parque y me olvidé de ustedes -respondió Paulino avergonzado-. Pero conocí al oficial Ramiro y él me ayudó a encontrarlos.

El oficial Ramiro explicó que había visto a los padres de Paulino buscándolo por todo el pueblo y decidió traerlos al parque para reunirlos nuevamente. Todos se miraron felices.

Desde ese día, Paulino aprendió la importancia de prestar atención a su entorno y no perderse de vista de sus seres queridos. También valoró la ayuda del oficial Ramiro, quien le enseñó que siempre hay personas dispuestas a ayudarnos cuando nos encontramos en situaciones difíciles.

A partir de entonces, cada vez que Paulino jugaba fútbol o exploraba nuevos lugares, siempre llevaba consigo una pequeña foto de sus padres para recordar lo importante que eran para él. Y así vivieron felices, cuidándose mutuamente y disfrutando de las aventuras juntos.

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