El Niño Perdido en la Oscuridad



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un niño llamado Tomás que tenía una gran curiosidad por el mundo. Era un niño muy aventurero, siempre dispuesto a explorar y descubrir cosas nuevas. Sin embargo, había algo que a Tomás le daba miedo: la oscuridad. Cada noche, al apagar las luces, sentía que los ruidos extraños y las sombras lo envolvían como un manto espeso.

Una tarde, mientras caminaba por el bosque jugando a buscar tesoros, Tomás se adentró más de lo que solía. Cuando se dio cuenta, el sol ya estaba bajando y una sombra alargada cubría el camino. Un escalofrío recorrió su espalda, pero decidió seguir explorando un poco más. De repente, se encontró frente a una cueva oscura que nunca había visto antes.

"Así que este es el lugar donde se esconden los tesoros más grandes", pensó Tomás, sintiendo un cosquilleo de emoción.

Sin pensarlo dos veces, se asomó a la entrada de la cueva. Todo era oscuridad, un profundo silencio lo rodeaba, pero su curiosidad pudo más que su miedo.

"Voy a ser valiente", dijo en voz alta, como si eso sirviera para alejar sus temores.

Se adentró en la cueva y comenzó a caminar. Al principio, la ausencia de luz lo asustaba, pero mientras más avanzaba, comenzó a escuchar un suave murmullo que lo intrigaba. Pronto, se dio cuenta de que no estaba solo. Un pequeño animal, una linterna mágica llamada Lenny, apareció de entre las sombras. Era un pequeño duende que iluminaba el lugar con su brillante luz.

"Hola, Tomás. No temas a la oscuridad. Soy Lenny, y te ayudaré a encontrar el camino".

"¿De verdad? Pero tengo tanto miedo", confesó Tomás, mirando la luz brillante de Lenny.

"La oscuridad no es algo a lo que debas temer. A veces, puede ser el lugar donde encontramos lo que necesitamos", le dijo Lenny con una sonrisa amable.

Juntos, se adentraron más en la cueva. Lenny iluminaba el camino, y Tomás comenzó a notar la belleza a su alrededor: estalactitas brillantes, murales de piedras preciosas y ecos de canciones de murciélagos que llenaban el aire.

"Es hermoso aquí", exclamó Tomás, sorprendiendo su propio corazón al sentirse tan emocionado.

"¿Ves? A veces, lo que parece aterrador en realidad puede ser maravilloso", le respondió Lenny.

Mientras exploraban, encontraron un pequeño río que fluía suavemente. De pronto, un estruendo retumbó en la cueva.

"¿Qué fue eso?" preguntó Tomás con pánico en su voz.

"No te asustes, es solo el eco", intentó tranquilizarlo Lenny, pero Tomás no podía evitar sentirse asustado. Se dio cuenta de que se había alejado demasiado del camino original y que había perdido la noción de la salida. La cueva había comenzado a cambiar, y ahora parecía un laberinto.

"Lenny, ¿cómo salimos de aquí?"

"No te preocupes, Tomás. Lo importante es que sigas adelante. Usa tu valentía y tu ingenio. A veces, hay que cerrar los ojos para escuchar lo que nos rodea".

Tomás, aunque dudoso, cerró los ojos y respiró profundamente. Escuchó el sonido del agua, el murmullo del viento y, por un breve momento, sintió el latido de su propio corazón. Con una visión diferente, comenzó a oír algo que no había notado antes, una corriente de agua que parecía guiarlo.

"¡Vamos! Creo que puede haber una salida!" dijo emocionado.

Siguieron el sonido del agua, y después de un rato, encontraron un claro de luz en la cueva. Tomás abrió los ojos y vio que había llegado al final. Sou una hermosa salida brillando con la luz del sol.

"¡Lo logré!" exclamó Tomás, llenándose de alegría y orgullo.

"Lo hiciste, amigo. Y ahora, ya no temerás a la oscuridad, porque has aprendido a encontrar la luz adentro tuyo", dijo Lenny con una sonrisa.

Tomás salió de la cueva, ya sin miedo. Había aprendido que la oscuridad puede ocultar belleza y que dentro de su corazón llevaba la luz necesaria para enfrentar cualquier desafío que se presentara en su vida. Desde aquel día, cada vez que veía la luna brillar en la noche, recordaba a su amigo Lenny y la aventura que había vivido.

Nunca más le tuvo miedo a la oscuridad, pues sabía que al final siempre había un nuevo amanecer lleno de posibilidades.

FIN.

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