El niño perdido en la selva



Había una vez un niño llamado Tomás, a quien le encantaba explorar la naturaleza. Un día, mientras estaba de paseo en la selva con su familia, se separó del grupo y se perdió.

Tomás se encontró solo en medio de la densa vegetación y no sabía cómo regresar. Asustado, comenzó a llorar, pero luego recordó lo que su papá le había enseñado sobre cómo comportarse en situaciones de emergencia.

Tomás decidió mantener la calma y buscar un lugar seguro para pasar la noche. Durante su búsqueda, se encontró con una comunidad de monos. Al principio, tuvo miedo, pero luego recordó que los monos no suelen ser peligrosos, así que decidió acercarse a ellos.

Los monos lo llevaron con ellos y lo cuidaron. Tomás aprendió mucho de los monos: cómo buscar comida, cómo subir a los árboles y cómo comunicarse con ellos. Pasaron los días, y Tomás se adaptó a la vida en la selva.

Un día, mientras exploraba, encontró una cabaña abandonada. Decidió arreglarla y convertirla en su refugio. Pasaron los meses, y Tomás se las arregló para sobrevivir. Un día, mientras exploraba cerca de un río, vio a lo lejos a su familia, que lo había estado buscando desesperadamente.

Corrió hacia ellos, y fue recibido con abrazos y lágrimas de felicidad. Aunque extrañaría a los monos y la selva, Tomás estaba emocionado de regresar a casa con su familia, llevando consigo las valiosas lecciones de supervivencia que había aprendido.

Desde ese día, Tomás se convirtió en un gran defensor de la naturaleza, enseñando a otros la importancia de respetar y cuidar el medio ambiente.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!