El niño perdido y sus amigos del bosque



Había una vez un niño llamado Juan que, mientras jugaba en el bosque, se perdió. A medida que avanzaba entre los árboles, la oscuridad lo rodeaba y el miedo crecía en su corazón.

De repente, escuchó un ruido a sus espaldas y al darse la vuelta, vio a un conejo saltarín acercándose a él. - Hola, pequeño amigo. ¿Estás perdido? - preguntó el conejo, con una amigable sonrisa. Juan asintió con tristeza.

El conejo le explicó que conocía el bosque como la palma de su pata y se ofreció a guiarlo. Juntos, atravesaron un arroyo donde una familia de patos les señaló el camino correcto.

Pasaron por un claro donde una familia de ciervos les mostró el camino más seguro y, en lo más profundo del bosque, una astuta zorra les advirtió sobre un peligroso pantano.

Después de superar todos los desafíos, finalmente llegaron a la orilla del bosque, donde una lechuza sabia les indicó cómo encontrar el camino de regreso a casa. - ¡Gracias a todos por ayudarme! - exclamó Juan, sintiéndose muy agradecido. Con lágrimas de alegría en sus ojos, Juan siguió las indicaciones de la lechuza y, finalmente, reencontró el camino a casa.

Desde ese día, Juan visitaba el bosque con sus nuevos amigos animales, mudando el miedo a la aventura y la amistad.

FIN.

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