El niño protector de los animales



En una soleada mañana en la escuela, Juan se paró frente a sus compañeros con una mirada decidida y un brillo especial en los ojos. Todos lo miraban expectantes, preguntándose qué tenía para decirles.

"Chicos, hoy quiero hablarles de algo muy importante: el respeto hacia los animales", comenzó Juan con entusiasmo. Los niños se miraron entre sí, algunos asintiendo con curiosidad. Sabían que Juan siempre tenía algo interesante que compartir.

"Los animales son seres vivos como nosotros, sienten emociones y merecen ser tratados con amor y cuidado", continuó Juan mientras caminaba de un lado a otro, gesticulando con pasión. Algunos de sus compañeros asentían en acuerdo, pero otros parecían confundidos.

Uno de ellos levantó la mano y preguntó: "¿Por qué es tan importante respetar a los animales?". Juan sonrió y respondió: "Porque todos formamos parte de este mundo juntos. Los animales nos brindan compañía, alegría y muchas veces hasta protección.

Debemos tratarlos con amabilidad y no hacerles daño". Los niños escuchaban atentamente las palabras de Juan, reflexionando sobre lo que acababan de aprender. De repente, se escuchó un ruido proveniente del patio de la escuela.

Todos corrieron hacia afuera para ver qué sucedía. Para sorpresa de ellos, encontraron a un perrito callejero herido y temblando bajo un árbol. Algunos niños querían acercarse para ayudarlo, pero otros tenían miedo o no sabían cómo hacerlo.

Juan se acercó lentamente al perrito herido sin dudarlo ni un segundo. Con cuidado lo tomó en brazos y lo acunó suavemente mientras le hablaba con ternura.

"Chicos, este es el momento perfecto para poner en práctica lo que les estaba contando antes", dijo Juan mirando a sus compañeros con determinación. Todos los niños se acercaron lentamente al perrito herido siguiendo el ejemplo de Juan. Juntos lograron llevarlo a la enfermería de la escuela donde pudieron curar sus heridas y darle comida y agua.

El perrito les miraba agradecido con sus ojitos brillantes mientras movía la cola suavemente. Los niños sintieron una mezcla de alegría por haber ayudado a un ser indefenso y orgullo por haber actuado con compasión.

Desde ese día en adelante, los niños entendieron la importancia del respeto hacia los animales gracias a las palabras inspiradoras de Juan y a la experiencia vivida junto al perrito callejero.

Y cada vez que veían a un animal necesitado recordaban aquella lección aprendida: todos merecemos amor y cuidado en este mundo compartido.

FIN.

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