El niño que aprendió a respetar



Había una vez, en un tranquilo barrio de Buenos Aires, un niño llamado Matías. Matías era un niño muy activo, pero tenía un problema: a veces se enojaba tanto que terminaba pegándole a sus compañeros en la escuela.

Al principio, sus compañeros lo evitaban, y los maestros estaban preocupados por su comportamiento. Un día, durante el recreo, Matías golpeó a su amigo Tomás por no querer jugar a su juego favorito.

Tomás se levantó triste y se fue a sentar solo. En ese momento, Matías notó que su amigo estaba muy triste por lo que él le hizo. Se acercó a él y le pidió disculpas.

Tomás, con lágrimas en los ojos, aceptó las disculpas y le dijo a Matías que le dolía mucho que lo lastimara. Matías se dio cuenta de lo mal que se sentía su amigo y decidió que ya no quería lastimar a nadie más.

Desde ese día, Matías se esforzó por controlar su enojo y en lugar de pegar, aprendió a hablar sobre lo que le molestaba. Además, comenzó a escuchar a sus compañeros y a tratarlos con respeto.

Pronto, la actitud de Matías cambió por completo y se convirtió en un amigo comprensivo y solidario. Sus compañeros notaron el cambio y comenzaron a disfrutar más de su compañía. Matías entendió que el respeto y la empatía eran mucho más importantes que resolver las cosas con golpes.

Desde ese día, Matías se convirtió en uno de los amigos más queridos de la escuela.

FIN.

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