El niño que descubrió la bondad



Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Tomás. Tomás siempre había sido conocido como el niño malo del pueblo. Siempre causaba problemas, desobedecía a sus padres y molestaba a sus compañeros de clase.

Un día, cansados de su comportamiento, sus padres decidieron enviarlo a pasar un tiempo con su abuelita, Doña Rosa. Doña Rosa era conocida por ser sabia y cariñosa, y todos en el pueblo la querían mucho.

Al principio, Tomás no quería ir, pero sus padres lo convencieron y partió hacia la casa de su abuelita. Al llegar, Doña Rosa lo recibió con una dulce sonrisa. -Buenos días, Tomás. Estoy feliz de que estés aquí.

Tomás se sentía incómodo, no esperaba que su abuelita lo tratara con tanta amabilidad después de todo lo que había hecho. Durante su estadía, Doña Rosa le enseñó a cocinar, a cuidar el jardín y le contó historias de cuando su padre era pequeño.

Poco a poco, Tomás fue descubriendo que la amabilidad y el cariño de su abuelita le hacían sentir muy bien. Un día, mientras ayudaba a su abuelita con el jardín, vio a un gatito que parecía haberse lastimado.

Sin pensarlo dos veces, lo llevó a su abuelita para que lo ayudara. Doña Rosa curó al gatito y Tomás se sintió muy bien al verlo recuperarse. A partir de ese momento, Tomás comenzó a cambiar.

Empezó a ser más amable con los demás, a ayudar en casa y a respetar a sus padres. La gente del pueblo notó su transformación y lo felicitaban. Tomás finalmente entendió que ser amable y bondadoso era mucho más satisfactorio que causar problemas.

Y así, el niño que era malo se convirtió en un ejemplo de bondad para todos.

FIN.

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