El niño que encontró la alegría
Había una vez en un colegio de Buenos Aires, un niño llamado Mateo que solía llorar mucho en clase. Le costaba seguir las lecciones y se sentía triste al no poder jugar con sus compañeros.
Un día, Mateo decidió salir de su aula y se dirigió al patio para ver si podía encontrar algo que lo hiciera sentir mejor. Al llegar, vio a un grupo de chicos jugando al fútbol y decidió acercarse.
- ¿Puedo jugar con ustedes? - preguntó Mateo tímidamente. Los chicos lo miraron sorprendidos, pero decidieron darle una oportunidad. Mateo demostró ser un excelente jugador y rápidamente se integró al equipo. A medida que jugaba, la tristeza que lo había invadido en clase desapareció.
Mateo se sentía feliz y emocionado. Al terminar el partido, los chicos lo felicitaron y le pidieron que se uniera a ellos en futuros juegos. A partir de ese día, Mateo siempre encontraba la manera de disfrutar el recreo con sus nuevos amigos.
Descubrió que el juego y la amistad podían alegrar su corazón, y decidió esforzarse en el colegio para tener más tiempo libre. Poco a poco, Mateo demostró mejoras en sus estudios y se convirtió en un ejemplo para sus compañeros.
Todos aprendieron que a veces, una simple muestra de amistad y un momento de diversión pueden cambiar completamente nuestro día.
Y así, Mateo encontró la alegría en el juego y en sus amistades, convirtiéndose en un niño más feliz y seguro de sí mismo.
FIN.