El niño que estudió tanto que se puso bruto
Había una vez un niño llamado Mateo que amaba estudiar. Desde que era pequeño, siempre estaba con la cabeza metida en los libros, aprendiendo de todo lo que caía en sus manos.
Su mamá le decía: “Mateo, no siempre hay que estudiar, también es importante jugar y divertirse”. Pero Mateo estaba obsesionado con la idea de volverse muy inteligente, así que seguía estudiando sin parar.
Con el tiempo, Mateo se volvió tan bruto que ya no disfrutaba de las cosas simples de la vida. No podía entender chistes, no sabía cómo hacer amigos y siempre se sentía solo.
Un día, un hada madrina apareció frente a Mateo y le dijo: “Mateo, has estudiado tanto que te has vuelto bruto, pero la verdadera sabiduría es saber cómo usar el conocimiento en la vida diaria”. Mateo se sintió confundido, pero decidió escuchar el consejo del hada madrina. Empezó a equilibrar sus horas de estudio con momentos de juego y diversión.
Aprendió a socializar y a disfrutar de las pequeñas cosas. Descubrió que la verdadera inteligencia no solo está en los libros, sino en saber vivir con alegría y empatía.
Con el tiempo, Mateo se convirtió en un niño más feliz y completo, y su bruto conocimiento se transformó en sabiduría real.
FIN.