El niño que hizo florecer la luna
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Lunática, un niño llamado Benito. Benito era un niño soñador y curioso que siempre se preguntaba cómo sería vivir en la luna.
Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, encontró una extraña piedra brillante. Sin pensarlo dos veces, la recogió y de repente ¡se encontró flotando en el aire! La piedra era mágica y lo llevó directamente a la luna.
Asombrado por lo que veía, Benito exploró cada rincón del satélite lunar. Descubrió que allí no había gravedad y podía saltar muy alto y moverse sin esfuerzo. Pero también se dio cuenta de algo triste: no había árboles ni flores en la luna.
Benito decidió entonces hacer algo al respecto. Se puso manos a la obra y comenzó a recolectar semillas de plantas terrestres para llevarlas consigo a la luna. Con mucho cuidado, las plantó en macetas especiales con tierra lunar.
Pasaron los días y las semanas, hasta que finalmente las semillas germinaron y comenzaron a crecer hermosas flores coloridas. La luna se llenó de vida gracias al trabajo incansable de Benito.
Un día, mientras regaba sus plantas lunares, escuchó una voz triste proveniente del espacio exterior. Era Lunaflorita, una estrella fugaz que había perdido su brillo al caer accidentalmente en la luna. "¡Ayuda! ¡He perdido mi brillo!", suplicaba Lunaflorita desesperada.
Benito, siempre dispuesto a ayudar, le dio un poco de agua de las flores que había traído de la Tierra. Poco a poco, Lunaflorita comenzó a brillar nuevamente y se convirtió en una estrella luminosa y resplandeciente.
Agradecida por su ayuda, Lunaflorita decidió quedarse en la luna para cuidar las flores junto a Benito. Juntos formaron un equipo inseparable y dedicaron su tiempo a hacer crecer más plantas y flores en la luna.
El pueblo de Villa Lunática se enteró del increíble trabajo que Benito estaba haciendo en la luna y decidieron ayudarlo también. Organizaron una misión espacial para llevar más semillas y herramientas especiales a Benito y Lunaflorita.
Con el apoyo de su comunidad, Benito logró transformar la luna en un lugar lleno de vida y color. La noticia llegó hasta los astronautas de la NASA quienes quedaron asombrados por lo que este valiente niño había logrado.
Benito se convirtió en un héroe lunar y su historia inspiró a niños alrededor del mundo a soñar en grande y trabajar duro para hacer realidad sus sueños más audaces.
Y así fue como el niño curioso que soñaba con vivir en la luna no solo cumplió su sueño, sino que también dejó una huella imborrable en el universo entero.
FIN.