El niño que no quería comer



Martín era un niño muy inquieto y curioso. Le encantaba jugar, correr y saltar, pero cuando se sentaba a la mesa, no quería probar bocado. Su mamá le preparaba deliciosas comidas, pero Martín fruncía el ceño y apartaba el plato.

-Martín, por favor, tienes que comer para crecer y estar fuerte -le decía su mamá con preocupación. Pero Martín solo jugueteaba con la comida y se negaba a probarla.

Un día, Martín se cansó de ser el niño que no comía. Decidió pedir ayuda a sus amigos animales del bosque. El conejo, la ardilla y el pájaro lo escucharon atentamente y le dieron consejos sabios. -Martín, la comida es como la gasolina para nuestro cuerpo.

Sin ella, no podríamos jugar ni divertirnos. -le explicó el conejo. Después de escuchar a sus amigos, Martín entendió la importancia de la comida. Decidió probar un poco de todo lo que su mamá le preparaba.

Para su sorpresa, descubrió que la comida tenía un sabor delicioso. Desde ese día, Martín comenzó a comer con alegría y entusiasmo. Se sentía fuerte, lleno de energía y listo para seguir explorando el mundo. Su mamá estaba muy feliz de verlo disfrutar de la comida.

Y Martín aprendió que la comida no solo nutre su cuerpo, sino también su espíritu aventurero.

FIN.

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