El niño que no quería recordar
Había una vez, en un colorido pueblo llamado Arcoíris, un niño que llevaba por nombre Lito. Lito era un chico alegre, con una risa contagiosa y una imaginación desbordante. Sin embargo, Lito tenía un secreto. No crecía. Todos sus amigos se convertían en adolescentes y empezaban a descubrir el mundo, mientras él permanecía siempre igual, como un eterno niño.
Un día, Lito se encontró con un misterioso mago en el bosque cercano. El mago, con una larga barba blanca y una mirada profunda, se le acercó y le dijo:
"¿Qué te preocupa, pequeño?"
Lito, sintiéndose agobiado, le confesó:
"No quiero recordar un pasado que me duele. Quiero olvidar todo lo que me hace sentir incompleto."
El mago, con una sonrisa comprensiva, extendió su varita y murmuró un hechizo. En un instante, los recuerdos de Lito se desvanecieron. Se sintió ligero y liberado, aunque un vacío comenzó a formarse en su corazón. Con el tiempo, Lito se dio cuenta de que, sin sus recuerdos, no podía crecer. Solo permanecía como un niño atrapado en un mundo que cambiaba a su alrededor.
Los días pasaron y la sensación de incompletud se intensificó. Su risa no era tan brillante y sus aventuras se sentían vacías. Un día, caminando por el parque, se encontró con una nueva amiga llamada Lia. Ella era curiosa y enérgica.
"¿Por qué nunca quieres jugar a las escondidas, Lito?"
Lito se encogió de hombros y respondió:
"No sé. Tal vez, me parece tonto."
Lia lo miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.
"A veces, para ser verdaderamente felices, necesitamos recordar quiénes somos y de dónde venimos, Lito. E incluso si eso duele, es parte de crecer."
Las palabras de Lia resonaron en el corazón de Lito. Comenzó a preguntarse sobre su pasado, pero el recuerdo seguía atado a la sombra del hechizo. Entonces, decidió hacer algo: buscar al mago y pedirle que le devolviera la memoria.
Tras días de búsqueda, finalmente encontró al mago en el mismo bosque donde se conocieron. Lito lo llamó con determinación:
"Mago, necesito recuperar mis recuerdos. Quiero enfrentar mi pasado y crecer."
El mago lo miró con comprensión.
"El verdadero poder de los recuerdos radica en cómo elegimos aprender de ellos. La memoria puede doler, pero también puede enseñarte a ser fuerte. ¿Estás listo para asumir esa responsabilidad?"
Lito asintió con la cabeza, cada vez más decidido. El mago levantó su varita y, esta vez, los recuerdos regresaron como un torrente. Imágenes de risas, lágrimas y momentos significativos inundaron su mente. Lito sintió el dolor, pero también la alegría y la esperanza.
"¡Ahora entiendo!" exclamó emocionado.
"Mis recuerdos son parte de mí, son mi historia. Ya no necesito huir de ellos."
Con su nueva perspectiva, Lito miró a Lia, que lo había estado esperando.
"¡Volvamos a jugar! Quiero descubrir el mundo y todo lo que me espera. Ya no me siento incompleto."
Desde aquel día, Lito creció, no solo en estatura, sino en sabiduría. Cada aventura que vivía se llenaba de un nuevo significado, y su risa, más brillante que nunca, era el reflejo de un niño que aprendió a abrazar su pasado, llenando su presente de felicidad.
El pueblo de Arcoíris se iluminó aún más con las historias de Lito, quien había aprendido lo más importante: recordar no es solo revivir el pasado, sino también construir un futuro lleno de promesas y alegría.
FIN.