El niño que podía volar


En un pequeño pueblo de Argentina vivía un niño llamado Mateo. Mateo era un niño muy curioso y soñador, siempre le encantaba observar las aves volar por el cielo.

Un día, mientras paseaba por el campo, Mateo encontró un antiguo libro en el suelo. Al abrirlo, descubrió que se trataba de un libro de hechizos. Emocionado, Mateo comenzó a leer las palabras mágicas en voz alta.

De repente, sintió un cosquilleo en todo su cuerpo y, para su asombro, ¡empezó a flotar en el aire! -¡Mamá, papá, ven rápido! ¡Miren lo que puedo hacer! -gritó Mateo desde el cielo. Sus padres, al verlo, no podían creerlo. A partir de ese día, Mateo descubrió que podía volar a donde quisiera.

Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su don especial también venía con una gran responsabilidad.

Decidió utilizar su habilidad para ayudar a las personas de su pueblo, volando a los árboles para rescatar gatitos, o llevando medicinas a los enfermos. Todos en el pueblo admiraban a Mateo, y él se sentía muy feliz de poder hacer el bien con su don especial.

Pero un día, un niño del pueblo, envidioso de Mateo, decidió robar el libro de hechizos y pronunciar las mismas palabras mágicas. Cuando lo hizo, algo salió mal y el niño terminó flotando sin control, asustado y sin poder descender. Mateo, al enterarse, se apresuró a rescatarlo.

Después de este incidente, Mateo decidió esconder el libro para que nadie más pudiera correr peligro. A pesar de esto, Mateo siguió ayudando a los demás, demostrando que con o sin magia, siempre se puede hacer el bien.

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