El niño que quería ser astronauta



Había una vez un niño llamado Mateo, que desde muy pequeño soñaba con ser astronauta. Pasaba horas mirando las estrellas, construyendo cohetes de juguete y leyendo libros sobre el espacio.

A pesar de las burlas de algunos compañeros de colegio, él nunca dejó de creer en su sueño. Un día, Mateo se enteró de que la NASA estaba organizando un concurso para jóvenes aspirantes a astronautas. Sin dudarlo, se inscribió y comenzó a prepararse con todo su esfuerzo.

"Voy a lograrlo, mamá. Voy a viajar a la Luna y a Marte", le decía con determinación a su madre. Con el paso del tiempo, Mateo se destacó entre los participantes por su dedicación y pasión por la exploración espacial.

Llegó el día de la selección final, y para su sorpresa, Mateo fue elegido junto a otros tres jóvenes para entrenar en la NASA. La noticia llenó de emoción a Mateo y a su familia.

Los días de entrenamiento fueron intensos, pero él nunca perdió la sonrisa ni la determinación. Finalmente, llegó el momento de la primera misión tripulada a Marte, y Mateo y su equipo fueron seleccionados para formar parte de ella.

"Estamos a punto de hacer historia, chicos", les dijo con entusiasmo a sus compañeros. El viaje fue largo y desafiante, pero Mateo y su equipo lograron llegar a Marte, convirtiéndose en los primeros humanos en poner un pie en el planeta rojo.

La emoción del momento llenó de lágrimas los ojos de Mateo, quien se sentía en la cima del mundo. Al regresar a la Tierra, Mateo se convirtió en un ejemplo para muchos otros niños que también soñaban con explorar el espacio.

Él les demostró que con esfuerzo, dedicación y creyendo en uno mismo, los sueños pueden hacerse realidad.

FIN.

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